Cuando no es por activa es por pasiva, porque en este lío en que se ha visto envuelto hoy ha tenido bastante menos papel que el periodista que ejerce de portavoz de la comisaria de Educación europea, los periodistas que le preguntaban por lo que, supuestamente, había dicho el ministro y los demás periodistas que reprodujimos con sorpresa la valoración que el portavoz hizo: una palabra, rubbish, que retumbó en las crónicas y en el ministerio.
Donde el ministro, o el ministerio, dijo ayer que España saldrá perjudicada con los nuevos criterios, la comisión europea dice hoy que es más bien al revés, que aún recibiremos más dinero que ahora. Donde el ministerio dijo a los periodistas que, de los 40.000 erasmus que tenemos ahora podrían quedarse en 20.000 (se entiende, o eso sugirió, que por el recorte del dinero que aporta Europa), la comisión europea dice hoy que ¡basura!, que si el gobierno español quiere reducir el número de erasmus que lo anuncie como decisión propia, sin colgarle el muerto a ella.
También la comisión europea le arreaba a Wert, se dijo, y de manera inmisericorde, nada menos que llamándole basura a su tesis sobre las becas erasmus. Con cierta tendencia a la exageración, y caricaturizando lo ocurrido, se presentó a este señor llamado Dennis Abbott, que fue reportero de tabloides británicos y portavoz de las tropas británicas en Basora, como una suerte de mutante que, de pronto, se convirtió en la versión comunitaria de la bruja Lola: ¡dos velas negras al ministro!
En rigor lo que dijo este portavoz, que habla inglés, fue “rubbish”, que aunque en efecto puede traducirse como ¡basura!, en el contexto en que se dijo igual sería más correcto interpretarlo como ¡tonterías! ¡Chorradas!, es lo que dijo el portavoz, harto de hacerse el diplomático, cuando la prensa le insistió en que el ministerio español sostenía que con el nuevo criterio nuestro país sale perdiendo. Y entonces, ¿fueron chorradas lo que contó el ministro a sus invitados de ayer?
Aquí ya entramos en el terreno de las matizaciones, porque lo que hoy dice el ministro no se corresponde exactamente con lo que ayer decía la nota de prensa de su ministerio (Wert, en realidad,no dijo nada porque no compareció). Son dos los asuntos que están en discusión sobre el nuevo programa erasmus: uno, cuánto dinero le toca a cada país (con qué criterios se reparte); dos, cómo reparte cada país ese dinero entre sus estudiantes erasmus (de nuevo, con qué criterios).
La nota explicaba que el nuevo reparto del dinero entre países “perjudicará a España frente a otras naciones”. Por “perjudicar” se entiende que recibiremos menos dinero que hasta ahora porque otros países recibirán más. Pero aquí es donde la comisión dice: oiga, no, que usted va a recibir tanto como hasta ahora o incluso más. Y es muy posible que así sea, porque introducir el criterio de población no supone que España reciba menos dinero, somos la quinta nación europea en numero de habitantes. Luego eso de que “nos perjudica frente a otros países” es muy incorrecto, salvo que se aclara que nos perjudica frente a Alemania, porque hay más alemanes que españoles, pero nos beneficia mucho frente a Malta, por ejemplo, porque ellos caben en un taxi.
Aquí patinó el enfoque del asunto por parte del ministerio: es cierto que cambian los criterios, pero no lo es que eso perjudique a España. Y tampoco es esa la razón de que, según cálculos del propio ministerio, los erasmus vayan a pasar de 40.000 a 20.000. Esta es la segunda parte de la historia, el segundo cambio de criterio que tiene que ver no con la cantidad que recibirá España sino con la forma de distribuirla.
Y esto les sonará porque ya lo apuntó el ministro cuando pisó el charco erasmus número 1 hace dos semanas: la Unión Europea quiere que las ayudas se concentren en los estudiantes con menos recursos, es decir, que recibiendo el mismo dinero (o un poco más) se reparta entre los erasmus españoles de otra manera. Y es de aquí de donde sale el cálculo de que habrá menos erasmus, porque se restringirá el perfil de quienes pueden beneficiarse. Los estudiantes con menos recursos (los que hayan tenido beca general) tendrán ayuda; los demás, pues no.
Pero también aquí sale la comisión europea a decirle al gobierno español: oiga, yo le doy indicaciones sobre cómo repartir el dinero que yo le aporto, pero la otra parte de la beca -la que aporta usted como gobierno nacional- la fija usted como usted quiera, cuanto más dinero destine de su presupuesto nacional, más estudiantes podrá financiar, no me eche entonces a mí la culpa.
Lo más curioso del asunto es que tanto el gobierno español como la comisión europea (a través de este portavoz bien poco diplomático, rubbish) están hablando de un reparto que aún no se ha terminado de fijar. Es mañana cuando se reúnen en Bruselas los representantes nacionales para terminar de poner el huevo del Erasmus Plus, es decir, el nuevo programa que entra en vigor en enero. España, según ha dicho el ministerio, no era partidaria de introducir el criterio de población (nos viene mejor que sólo se valore el numero de erasmus porque ahí somos los primeros) pero dado que todos los demás gobiernos sí desean el cambio, tiene que asumir que éstas serán las nuevas reglas.
A DennisAbott, el antiguo reportero del Sun y el Daily Mirror, aficionado al fútbol, a las canciones de Bob Dylan y a las películas de Liz Taylor, le habrá caído esta tarde un chorreo porque no parece que entre las habilidades exigidas a un portavoz de la comisaria Vassiliou se encuentre la de calificar de chorradas las afirmaciones que la prensa atribuye (y que él no ha escuchado) al ministro de un gobierno europeo. Ni aunque el ministro sea del quinto país más poblado y la comisaria sea chipriota. Desde el gobierno se habrá manifestado un cierto malestar por la contundencia del vocero y es probable que su jefa le haya hecho esta misma tarde un exorcismo para sacarle de dentro a la bruja Lola.
Exorcizado, el portavoz ha emitido un par de tuiters esta tarde en los que dice que él no opinaba sobre el ministro, sino sobre la interpretación que le estaba dando un periodista español. Y que rubbish se traduce como sinsentido, aunque también significa basura.Cuando no es por una cosa es por otra, pero en casa Wert no termina de escampar nunca. Llueven piedras sobre el ministerio. Golpe a golpe y charco a charco. Habiendo cantado ya línea hace semanas, Wert, en efecto, sigue para bingo.