EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: ¿Qué es y qué no es Gijón?

Les voy a decir una cosa.

Hace un año, en este mismo lugar, terminamos el programa comprometiéndonos con ustedes a regresar en el 2014 si ustedes así lo deseaban. Ha pasado el tiempo, deprisa. Es 2014, es primavera en Gijón y gracias a la fidelidad con que ponen ustedes cada día la radio, aquí estamos para cumplir nuestra promesa.

ondacero.es

Gijón (Asturias) | 05.05.2014 20:16

Buenas tardes, Gijón, gracias por hacerlo posible. Un saludo a todos los gijoneses que no hayan podido venir al teatro Jovellanos. A los trabajadores de Tenneco, a ver si pueden reincorporarse al trabajo esa misma semana. Y un saludo a los playos que nos escuchen desde cualquier otro lugar de España, invadidos de nostalgia y muertos de envidia. Con vuestro permiso voy a explicarle un poco a los oyentes del resto del país qué es Gijón y qué no es Gijón. (Vosotros esto ya os lo sabéis, así que podéis aprovechar para consultar el móvil, hacer fotos o tuitear con toda libertad).

¿Qué es Gijón?

Es una ciudad en cuyo escudo aparece Don Pelayo, eso ya da una pista de que está en Asturias. Es una ciudad asturiana que, a diferencia de otras ciudades asturianas, sí tiene playa. La playa no aparece en el escudo para no presumir, pero es de las más amplias y bonitas de España. Este año los temporales la han castigado bastante y tenéis aquí un debate abierto sobre cómo mantenerla y recuperar la arena. Si José Bono recuperó el pelo, San Lorenzo recuperará la arena.

Luego está el escudo del Gijón (no sé si es un buen día para hablar del Sporting); el escudo del Gijón lo que tiene es una corona y los colores rojo y blanco. Este club ya era rojiblanco antes de que lo fuera el Atletico de Madrid. Ésta es una ciudad futbolera y precursora. Ahora media España es del Atleti, per los primeros en dedicarle una calle a Simeone fuisteis vosotros: la cuesta del Cholo. Famosa cuesta del Cholo (pronúnciese quitando la “d”, cuesta’l cholo).

Gijon es una ciudad muy verde, muy salada y muy moderna. Una ciudad que gusta del diminutivo pero sólo para referirse a las personas queridas -Tini, Carlinos, chatina-; todo lo demás va en aumentativo: el santón de la iglesiona, la escalerona y el Molinón. Y que sufre estos días la invasión de las nutrias asesinas -éste es un episodio al que debería prestar más atención el National Geographic-, las nutrias asesinas que han convertido el parque de Isabel la Católica en un matadero de patos. Como no encuentran peces para comer se están merendando a las aves, ¿no? Y en lugar de Isabel la Católica aquello es ahora el parque Quentin Tarantino.

¿Qué no es Gijón?

Gijón no es un pueblo remoto y aislado, perdido entre bosques y montañas, en el que todos bebéis leche entera, vestís chamarra-calzón-y-montera-de-pico y habláis gallego. Estos días se habla mucho de los tópicos sobre andaluces y vascos, pero de tópicos sobre los asturianos está el resto de España lleno. Yo doy fe de que ni estáis todos ahora mismo escanciando sidra, ni habéis dejado fuera a las vacas, ni aprovecháis las pausas de publicidad para romper a cantar “Asturias patria querida”.

Hay gente que cree que a los asturianos se os va el día en ordeñar a las vaques y cocinar fabada. Y que habláis con la “e”. “Qué riques estén les patates”. Tópicos, todo tópicos. Por cierto, mientras dura el programa podéis quitaros todos las madreñas para estar más cómodos.

En Gijón, además de la “e” usáis las otras cuatro vocales. Y no os apellidáis todos Jovellanos. Los ocho apellidos asturianos más comunes son: García, Fernández, González, Álvarez, López, Rodríguez, Pérez, Martínez. Gijón está hermanada con Alburquerque, Novorosiks, La Habana y Puerto Vallarta, y peleada con Avilés y Oviedo. Son menos las rivalidades que los hermanamientos pero las lleváis con más apasionamiento.

Ahora que ya sabemos quiénes somos y dónde estamos, podemos empezar a contar la actualidad de este día en el que han pasado varias cosas:

- El Tribunal Constitucional ha decidido que Otegi siga en prisión -se siente, Arnaldo-.

- El corruptódromo nacional tiene dos episodios nuevos, presuntos: primero, las obras del AVE a Barcelona, infladas en beneficio de la empresa constructora y en perjuicio del Estado, que somos todos; segundo, una financiación también presuntamente ilegal que el PSOE de Castilla La Mancha niega con vehemencia.

- Y la comisión europea ha actualizado sus previsiones económicas con buenas y malas noticias para España. La buena es que ahora calcula que creceremos un poco más de lo que tenía dicho y la mañana es que el paro no bajará del 24 % en 2015. A esto los expertos lo llaman ahora “recuperación sin empleo”, y significa que nuestro futuro consiste en paro alto y salarios bajos. Dices: eso no es futuro, es nuestro presente. Pues si, pero parece que ha venido para quedarse.

El gobierno sigue diciendo que todo va muy bien, pero por si acaso estuvo ayer Rajoy en Santiago pidiendo la intercesión del apóstol. Esta semana van a pasar dos cosas importantes, las dos el jueves. La primera es que comienza la campaña electoral de las europeas. Gran emoción en todo el país ante el esperado acontecimiento. En todo el país, sí, pero ¡en otro!

En España el único debate europeo que interesa es quién va a ganar la Champions. Los mensajes de los dos partidos mayoritarios ya sabéis cuáles son:

- El de Cañete: si no me votas, volverá Zapatero. El hombre del saco.

- El de Valenciano: si no me votas, seguriá Rajoy.

Dices: ¿no hay más opciones? El PP convencido de que el fantasma de ZP funcionará. Tú allí en la urna, aún indeciso, y tu cabeza Cañete a lo ama de llaves de Rebeca: recuerda, recuerda. “O me votas o vuelve Zapatero”. Y aún dudas, ¿no? “Vuelve Zapatero con Solbes y con Fernández de la Vega”. Voto, voto.

Una de los acontecimientos de la semana es que comienza la campaña electoral, el otro es que se reúne el Banco Central Europeo para ver qué hacemos con la inflación, cómo le damos un poco de vidilla a la actividad económica. El jueves se espera que Mario Draghi ponga un huevo. De todo ello hablaremos en La Brújula esta noche.

Y si nos da tiempo, de cómo empezó todo. De cómo empezó Gijón. Hace como siete mil años llegaron hasta aquí unos homo sapiens, que en aquella época eran muy de moverse de un sitio para otro -tenían mucha ”movilidad exterior”, que diría la ministra Báñez-. Siempre andaban cambiando de sitio porque pensaban que el siguiente sería mejor. Hasta que llegaron al cerro de Santa Catalina y se dijeron: un verde como éste no lo vamos a encontrar en ninguna otra parte, y se quedaron.

La pre-historia de Gijón empieza ahí, en el peñón. Ojo, lo que está arriba del cerro, llegando ya al acantilado, no es un dolmen de aquella época, es una escultura de Chillida y es moderna. Las guías turísticas lo llaman “El elogio del horizonte”, pero su nombre real es “el eulogio” y su forma ha alimentado teorías absurdas según las cuales el primer habitante del cerro fue King Kong.

Después de aquellos homo sapiens que fueron los primeros en quedarse, no paró de venir gente. Se corrió la voz, y un buen día el líder del asentamiento dijo: ya es hora de que nos identifiquemos como pueblo y nos pongamos un nombre, que estamos muy retrasados en lo del debate soberanista, y decidieron llamarse “los astures”. Con tan mala suerte que había otro pueblo que se llamaba Roma que, allí donde veía tres casas, se empeñaba en construirle una calzada.

Los romanos eran como la ministra Ana Pastor, siempre está viajando por el mundo ofreciendo obras. Las quieras o no las quieras. Te ponían, sí o sí, una calzada, una muralla y unas termas. Aquí construyeron todo eso en el cerro y aquello se convirtió en la fortificación más importante de la Asturias romana. La más importante. (De toda Asturias, la más importante, la de Gijón).

Cuando cayó Roma, aprovecharon su oportunidad los godos hasta que el moro Muza cruzó el estrecho de Gibraltar y recorrió la Península de sur a norte para hacerla musulmana. Enfiló la autovía de la Plata y dejó aquí de encargado a otro moro, Munuza, con instrucciones para que se centrara en lo importante, que era recaudar. “Tú como Montoro”, le dijo, “a esprimir a estos señores”. Y Munuza estaba el hombre tan a gusto en Gijón, tomándose sus fabes, su sidra, sus princesitas de La Playa, hasta que le echó el ojo a una chica y aquello cambió la historia de España.

Adosinda, la hermana de Pelayo. Si se hubiera encaprichado de cualquier otra infiel, no habría pasado nada. Pero la hermana de Pelayo. Con el genio que tenía aquel hombre. Se enrabietó don Pelayo, se vino para Gijón y salió de aquí Munuza como Esperanza Aguirre cuando ve a los municipales, a la carrera.

Así inició Pelayo, seguramente sin saberlo, la reconquista de la península. Gracias por haber venido. Y que paséis todos una buena tarde.