opinión

Monólogo de Alsina: "Ayuso, al rescate de los reyes católicos"

Carlos Alsina reflexiona en el monólogo de 'Más de uno' sobre la cruzada de Isabel Díaz Ayuso contra la ley Celaá. Además, habla del nuevo batacazo de Vox en Valladolid a cuenta de la educación sexual; de las elecciones andaluzas y de Boris Johnson.

Carlos Alsina

Madrid | 07.06.2022 08:37

Y Boris Johnson sigue siendo el jefe del gobierno británico. Igual se acostó usted anoche temprano y sin saber cómo había quedado lo de Boris. Pues resuelta la duda: ganó la cuestión de confianza. O dicho al revés, han fracasado los compañeros de partido que intentaron descabalgarlo.

Gana Boris, pierden sus críticos. Lo que pasa es que son muchos. Demasiados críticos para que Johnson no salga malherido del envite. Ciento cuarenta y ocho de los trescienta sesenta diputados conservadores le han dicho que se vaya a su casa. Ciento cuarenta y ocho de los suyos. Cuatro de cada diez.

Demasiados críticos para que Johnson no salga malherido del envite

Imagínese que aquí se juntan mañana los ciento veinte diputados del PSOE y dicen: vamos a votar si hay que jubilar a Sánchez. Y van cincuenta y votan que sí, que se largue. Márchate, Pedro, márchate. Sería sonado. Bueno, aquí sería muy sonado porque en ninguna cabeza cabe que algo así pueda suceder. Pero en el Reino Unido es costumbre que los primeros ministros caigan por revueltas internas encabezadas por quienes les suceden luego en el cargo. Y allí la moción de censura es interna: si el líder del partido la pierde, se elige un líder nuevo que pasa a ser presidente del gobierno. Sin elecciones de por medio.

Hombre, lo más parecido que tenemos aquí a esto de Boris es lo que le pasó a Pablo Casado. ¿A quién? Pablo Casado. Un joven que dirigió el PP hace mucho tiempo. Tenía barbita. A él se lo cargaron en una de éstas, una sublevación interna. Y a Sánchez también, en 2017, cuando el Comité Federal de la gran boda roja, lo sacaron de la secretaría general a gorrazos. La diferencia es que Casado y Sánchez sólo eran líderes de su partido. Boris Johnson es el presidente del gobierno. Por eso llama tanto la atención aquí que pueda haber ciento cincuenta diputados que le declaren la guerra y, habiéndola perdido, mantengan la cabeza sobre sus hombres. Aquí estarían todos ya degollados.

Doce días para las elecciones andaluzas

En España, a doce días de las urnas andaluzas y con Adriana Lastra predicando que es ahora cuando el electorado socialista está despertando ---hasta ahora debía de estar sumido en el letargo---, el Senado acoge esta tarde el primer cara a casa entre Sánchez y Feijóo. El senador debutante frente al veterano presidente. El segundo ha cumplido ya cuatro años en la Moncloa y el primero aspira a instalarse allí dentro de año y medio.

Hoy las encuestas sonríen al gallego y dan por amortizado al madrileño, pero vaya usted a saber lo que acabará pasando. Feijóo le pregunta al presidente por las economías familiares, o sea, los precios que han hecho que el sueldo que entra en casa cada día dé para menos. Está convencido el del PP de que éste es el tema casi único que hoy quita el sueño a los españoles. Y el que más erosiona a cualquier gobierno porque los gobernados le señalan a él como responsable de que los precios no bajen.

Lo previsible es que Feijóo repita, en versión abreviada, lo que ya dijo aquí la semana pasada y que Sánchez le replique recordándole que el decreto de medidas contra la inflación lo intentó tumbar el PP, descuentos en las gasolinera incluidos. Está por ver si Sánchez llama a Feijóo gato, como hizo ayer Adriana Lastra…

o le llama tontopollas, como hizo el presidente del PSOE andaluz, Pezzi, derrapando. Con lo mal que se tomó Sánchez que Casado lo llamara felón, qué no habría dicho si le hubiera llamado tontopollas.

"Hablemos del bolsillo y rehuyamos los charcos"

El líder del PP intenta poner el foco en la economía: los precios, el malestar social, los impuestos que no bajan. Es la instrucción de Feijóo a los suyos: hablemos del bolsillo y rehuyamos los charcos. (Bien es verdad que luego él se mete sin querer en algunos).

A Isabel Díaz Ayuso le vale cualquier tema para alzarse como líder de la oposición a Sánchez

Pero ocurre que a Isabel Díaz Ayuso le vale cualquier tema para alzarse como líder de la oposición a Sánchez. Lo mismo la deflactación que el confinamiento que Bildu que Esquerra que los libros de texto. La ley Celaá. Lleva poniéndole la zancadilla a la nueva ley educativa desde que la aprobó el Congreso. Al principio, por acabar, según ella, con la exigencia académica a los alumnos, lo de pasar de curso con varias suspendidas.

Y ahora, por los libros de texto que, adecuados a la nueva ley, están enviando las editoriales a los colegios para que los profesores elijan cuáles emplean el próximo curso. Las editoriales ofrecen sus textos, los docentes eligen los que prefieren en cada colegio. Pero Ayuso se ha estudiado los libros nuevos y ha concluido que son ingeniería social, adoctrinamiento, venga a hablar de la pluralidad de identidades nacionales, del enfoque socioafectivo de las matemáticas, de la Segunda República y de si Aristóteles era machista.

Envuelta en la bandera de la justicia y la igualdad, y para salvar a los pobres bachilleres del borrado de su raíces y de su historia, criaturas, se ha plantado en el Tribunal Supremo para pedir a los jueces que impidan que la esencia de España se malogre por culpa de este gobierno socialcomunista.

Autodefensa. Ayuso a por los libros de texto. Si el Supremo le aprueba las medidas cautelares que demanda, el temario de septiembre en Madrid quedaría en suspenso. Si el Supremo se las rechaza… Si el Supremo se las rechaza los jóvenes madrileños tendrán que estudiar lo mismo que en el resto del país, dejarán de saber quiénes son y quedarán en un limbo sin futuro rodeados de drogas y adicciones. Qué responsabilidad la de estos jueces, eh.

La racha que llevan los de Abascal con el tema de la educación sexual en las escuelas

Para papelón, el de Vox en Castilla y León. La racha que llevan los de Abascal con el tema de la educación sexual en las escuelas. ¿Se acuerda de lo que dijo el vicepresidente de cartón, García Gallardo?

¡Tenían el demonio en casa!

Ya le tocó a este ciudadano que a ningún niño de seis años se le enseñan perversiones sexuales en ninguna escuela. Ahora lo que ha hecho Gallardo es aceptarle la dimisión, o sea, cargarse, a gerente del servicio público de empleo al que su partido colocó hace sólo dos semanas. ¿Por qué? Porque este señor tiene una empresa que ha dado cursos de educación sexual en las escuelas de la región.

¡Tenían el demonio en casa! No sólo eso. No sólo daba cursos de educación sexual, qué escándalo. ¡También daba cursos de igualdad! Va de retro. Un chiringuito feminista, seguro, de ideología de género y estigmatización de los-hombres-que-son-hombres-de-verdad.

Por la mañana estaba el concejal de Vox en Valladolid rasgándose las vestiduras contra las charlas ideológicas al estilo podemita y un minuto después le estaba respondiendo el alcalde que los cursos los daba uno de los suyos. Qué shock para los de Abascal. Habían colocado de gerente al autor de esos cursos que el partido caricaturiza, repudia y sataniza. Quince días ha durado en el sillón.