Y entonces, nada. Qué necesidad tenemos de comentar Juego de tronos teniendo aquí este juego nuestro, más que de tronos de sillas, y más que shakespeareano de Berlanga y Vizcaíno Casas. Puñalitos, alianzas volubles, traiciones, disimulos e intrigas. La España electoral del año en que, a decir de las encuestas (veremos), cambiará todo. Juego de cromos. Albert Rivera y Rosa…Díez, Pedro Sánchez y Susana…Díaz, Rajoy y sus barones autonómicos —tan leales todos ellos en apariencia—, Iglesias-Monedero-Errejón con su ejército de Inmaculados y Artur Mas agarrado al palo de la bandera de Junqueras.
Miren: el mayor parecido entre Juego de Tronos y la política real hoy en España es que nadie sabe cuánta vida les queda a los personajes. Cuántos de estos actores protagonistas serán descabezados antes de que llegue el turrón —-su cabeza clavada en una pica—; o cuántos alcanzarán a vivir la siguiente temporada (política) pero habiendo visto amputados sus atributos por el camino.
En el incierto mar angosto en el que otros antes naufragaron, el joven monarca del trono socialista, el príncipe Sánchez-Castejón —-de nombre, Pedro— cree haber anudado las alianzas que le garantizan llegar a puerto. Tocar tierra, para Sánchez, no es sólo sobrevivir a mayo (municipales) sino ganar en julio (las primarias). Con el espadón hizo rodar la testa de Tomás Gómez —¿alguien se acuerda ya de que hubo una vez un barón de nombre Tomás, el parleño?—- y despejó el camino a Gabilondo como abanderado de sí mismo. Ahora se ocupa en mantener a Susana al otro lado del río —-tiene apostado a Luena, de vigía, en Despeñaperros—- y en hacer creer a Chacón que todavía es alguien: que se entretenga comiendo con periodistas tejiendo y destejiendo planes mientras yo me atraigo a Felipe a la doctrina del pragmatismo. Felipe ha hablado y es como si hubiera hablado la zarza ardiendo. Que dice Dios que creáis en Pedro.
Es costumbre entre los jóvenes dirigentes del PSOE buscar la bendición del viejo monarca, el papa emérito que sigue sobrevolando los cónclaves del partido en espíritu y, a veces como ayer, hecho carne. Felipe, Felipe, Felipe. Totus tuus, Felipe.Más que de “Juego de Tronos”, lo del PSOE es de “El ministerio del tiempo”, todos viajando al pasado en busca de un mismo padrino. A Felipe se encomendó Susana Díaz,huérfana de mentor tras la espantada de Griñán. A Felipe se ofreció Chacón —-no me llaméis Carme, llamadme la niña de Felipe—-. A Felipe trata de asimilarse ahora Pedro Sánchez en una suerte de relevo generacional que borra de la saga familiar a los Zapatero y los Rubalcaba. Si en Ferraz tuvieran galería de retratos estaría la pared inhabitada: sólo hubo un Dios verdadero, Felipe, y su hijo es Pedro.
No deja de ser sorprendente la devoción por Felipe como hacedor de líderes teniendo en cuenta que el único que él ungió personalísimanente fue…Joaquín Almunia —qué sobredosis de carisma—. Y teniendo en cuenta el poco ojo que casi siempre ha demostrado a la hora de elegir caballo ganador en las carreras internas —-en 2000, esto no lo ha olvidado Zapatero, iba con Bono, el hombre que todo lo apunta en su diario y siempre en la versión más favorable a sí mismo—. De Zapatero sí quieren olvidarse en el PSOE. Ayer lo invitaron al concierto inaugural de las municipales pero sin turno de palabra. Túahísentado, JoséLuis, que ya sabes que la gente te quiere…pero callado.
Felipe, entre Madina y Sánchez prefería a Madina. Y entre Susana y Sánchez es un clamor que la prefiere a ella. Para Pedro pide el apoyo usando un argumento que revela, en sí mismo, el entusiasmo que Sánchez le provoca: no es porque tenga una cabeza privilegiada, un sentido de la política afinadísimo, un potencial como estadista que ríete tú del Isidoro de Suresnes, no. Es porque tiene el cargo: es secretario general y la cultura de partido dice que hay que, en año electoral, hay que arropar siempre al que ya manda. Si de míhubiera dependido no serías tú, pero ya que la militancia te hizo líder, hagamos como que lo eres. Éste fue el mensaje, envuelto en rosas de plástico. Nada que ver con aquella declaración apasionada que Felipe hizo de Susana —-es el liderazgo hecho carne, tiene carisma hasta en la forma de entornar los ojos—-. Esto de Sánchez es otra cosa.
Esto de ahora es apoyadle que nos va la supervivencia del partido en ello. Apoyadle por disciplina, aunque no exista convicción. Pero apoyadle. A Zapatero debió hacerle ilusión que los periodistas le preguntaran si él también le apoya. Como si empatara con Felipe en predicamento interno. Y dijo que sí, que claro que lo apoya. Que por supuesto, que no piensa en otra cosa. Obviamente en Ferraz siguen sin creérselo.
Es tal la euforia que el PSOE manifiesta por Felipe, tan superior a los demás le ven, tan acertado siempre, tan gurú, tan líder, es tal la devoción que despierta entre los veteranos y los jóvenes, empezando por Pedro Sánchez, que igual deberían olvidarse ya de las primarias y proclamar candidato a la presidencia no a Sánchez sino a Felipe.
Juego de tronos. Temporada electoral de 2015:
Pedro navega al amparo de Felipe. Rajoy cultiva seres humanos normales. Iglesias se reserva. Rivera sigue haciendo ofertas. Y a Rosa Díez, que iba de Khaleesi, se le han insubordinado los dragones.