OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El discurso de Moreno Bonilla lo habría firmado Rajoy, al que ahora dicen añorar Sánchez y los sanchistas por su mesura"

Emitimos hoy desde el Parlamento de Andalucía. Cuatro grados de temperatura ahora mismo. Esperando a que salga el sol. Y esperando a ver cómo discurre el día en estas dos capitales que son Sevilla y Londres, Londres y Sevilla.

@carlos__alsina

Madrid | 16.01.2019 08:17 (Publicado 16.01.2019 08:15)

Las dos historias principales del día.

El Parlamento andaluz corona hoy a un gobernante conservador. El Parlamento británico puede destronar hoy a una gobernante conservadora.

• Estrena el poder Moreno Bonilla.

• Se le acaba el poder a Theresa May.

• Además de acabársele, claro, a Susana Díaz.

Andalucía no es sólo la comunidad con más habitantes de España. También es la que han elegido para vivir más de cien mil británicos. Que esta mañana se preguntan en qué situación quedan ellos ahora que ha naufragado la salida pactada de la Unión Europea. Lo mismo que se preguntan los doscientos mil españoles que residen en el Reino Unido. Y lo mismo que les preguntó anoche, derrotada, la señora May a los 400 diputados que han tumbado su plan.

Ahora iremos a Londres a contar qué es lo que viene. O cómo de incierto es lo que viene porque está aquel país metido en un carajal político que a su lado lo nuestro hasta parece estable.

Antes les cuento que va a ser aquí, en el Hospital de las Cinco Llagas (o sea, el Parla-mento andaluz) donde a primera hora de esta tarde se vote la investidura de Juan Manuel Moreno como séptimo presidente de Andalucía. Antes escucharemos a los portavoces de los cinco grupos que forman la cámara, de menos a más (empieza el debutante, Serrano, el de Vox, el que repudia la corrección política, la moderación y los consensos; el que llamó ayer kale borroka a una manifestación en la que todo el mundo se comportó civilizadamente —se ve que el señor Serrano lo de la kale borroka sólo lo conoce de oídas y malamente—, y seguirán después en la tribuna los portavoces de Podemos, de Ciudadanos y del PSOE. La inédita situación de ver a la antes-todopoderosa Susana Díaz resignada a su nueva condición de líder menguante.

Si Moreno hubiera hecho ayer un discurso encendido, de verbo grueso, con proclamas al gusto de Vox, críticas al feminismo y anuncio de recortes hoy lo tendría hecho Susana Díaz: pobre Andalucía, ha llegado Atila a la presidencia de la Junta. Pero Moreno ni es Atila ni es Demóstenes. Su discurso tuvo poco de vibrante y tuvo menos aún de extremista. De haberlo sido habría espantado a su socio principal, que no es Vox sino Ciudadanos.

Este discurso lo habría firmado Rajoy, al que ahora dicen añorar Sánchez y los sanchistas por su mesura, su ponderación y su templanza.

A la misma hora en que aquí estará hablando el portavoz de Vox, Serrano, el presidente Sánchez lo estará haciendo en el Parlamento Europeo. Hará bandera del europeísmo y alertará del peligro de los populismos, del fanatismo y de la xenofobia, adelanta la Moncloa. Hace ocho meses, cuando era Simplemente Pedro (Just Peter), Sánchez presumía de ser el político español que más denunciaba en la Unión Europea lo que para él era entonces la encarnación máxima del populismo, el fanatismo y la xenofobia: es decir, Joaquim Torra. Y Puigdemont. Y Junqueras. Ocho meses después está negociando con ellos el flotador que le permita aguantar en el gobierno hasta 2020, es decir, el precio de que los independentistas le aprueben los Presupuestos. Por eso va a ser interesante comprobar si cuando hoy se alarme por el populismo fanático y xenófobo que amenaza la Unión Europea se ciñe a Vox o le envía algún recado a sus socios en potencia.

A día de hoy, el problema más urgente que tiene la Unión Europea es el naufragio del gobierno británico. Los dos años de negociación que dedicó Europa a pactar con el Reino Unido las condiciones del divorcio son papel mojado desde las ocho y media de la tarde de ayer, cuando votaron los diputados británicos y mandaron el acuerdo del Brexit a tomar viento.

Se sabía que la señora May tenía la batalla perdida, pero lo de anoche no fue una derrota, fue una humillación que la deja en estado de ruina. 202 votos a favor, 432 en contra.

Atrapada la primera ministra en la pinza que han formado los partidarios de irse de la Unión Europea como sea y los partidarios de quedarse. Los primeros quieren dar el portazo sin que la Unión Europea les obligue a cumplir ya nada. Los segundos quieren anular al gobierno para darle la vuelta a la historia y promover la permanencia en la Unión.

¿El gobierno español qué dice? Pues que no pierde la esperanza de que el Parlamento británico respalde este acuerdo porque no hay posibilidad de cambiarlo (ya ninguno nos acordamos del pulso aquel de Sánchez a cuenta de Gibraltar y los ríos de tinta que corrieron sobre si era un triunfo o nos la habían colado por la escuadra. Hoy todo eso no vale nada porque el acuerdo ha quedado en cuarentena). La Moncloa recuerda que tiene hecho un plan de contingencia por si al final esto no se encauza y el divorcio se descontrola. Más vale que lo vaya rematando porque la cosa pinta fea.