MÁS DE UNO

El monólogo de Alsina: Las conversaciones no afectan a procesos judiciales pero es interesante saber qué se movió en la trastienda y lo que se pueda seguir moviendo hoy

En su comunicado de ayer dijo Dolores de Cospedal una cosa que es cierta: Las conversaciones de Villarejo con su marido, o de su marido con Villarejo, no aportan nada a ningún proceso judicial en marcha. Es verdad. Son conversaciones de 2009, comienzo de la investigación de la Gurtel, que conocemos cuando ya se han emitido la primeras sentencias condenatorias sobre el caso y cuando una de ellas sirvió de palanca, o detonante, para la moción de censura que apeó a Rajoy del gobierno y, de rebote, a la propia Cospedal de la secretaría general del Partido Popular.

ondacero.es

Madrid | 30.10.2018 07:55

Pero el hecho de que no afecten a procesos judiciales ya ventilados no significa que carezcan de interés. Porque es interesante saber qué se movió en la trastienda (en todas las trastiendas) en aquellas fechas —y en las fechas siguientes, y en los años siguientes, y lo que se pueda seguir moviendo hoy— para conocer con más propiedad, y mayor precisión, qué clase de relaciones son ésas que mantienen los dirigentes políticos de peso (o algunos de ellos) con los actores de las investigaciones judiciales, que son policías, fiscales y jueces de instrucción.

En su comunicado sostuvo Cospedal que en las conversaciones difundidas Villarejo contaba a un particular, su marido, lo que él consideraba que estaba ocurriendo en asuntos que afectaban a personas vinculadas al PP. (Ésta era la literalidad del comunicado, que es todo lo que Cospedal ha querido decir al respecto). Hoy sabemos —lo venimos contando desde las seis— que además del particular con el que Villarejo conversaba hubo una no tan particular que era ella. Al menos en una ocasión, fue ella quien habló directamente con Villarejo sobre esos asuntos que afectaban a personas del PP.

La secretaria general conoció al comisario Villarejo en su despacho de Génova, 13. A donde acudió el policía armado con su arma más querida, la grabadora.

Hasta ese momento Villarejo sólo había tratado con López del Hierro, que es quien hace de introductor para esta cita. Cita más que discreta, clandestina. Porque es el propio López del Hierro quien queda antes con el policía y le ofrece recogerle en un coche con los cristales tintados y entrar a la sede del PP por el garaje para que nadie pueda verle.

Eso es lo que hacen. Entran por el garaje y suben directamente a la planta donde tiene su despacho Cospedal. Y tal es la obsesión del comisario porque nadie le vea que Cospedal le tranquiliza explicándole que la planta está vacía porque hay obras y sólo la utilizan Mariano y ella.

Terminada la cita, Cospedal pide que se llame el ascensor para que puedan bajar hasta el garaje con la misma discreción con la que han subido.

¿De qué hablaron Cospedal y Villarejo? Continuará. La información que hoy publica Moncloa.com llega hasta aquí. Pero si está grabado el comienzo de la cita y la despedida, está grabado también todo lo demás. El País menciona que Cospedal preguntó por la información que tenía la policía sobre Bárcenas y algunas personas del PP madrileño. Villarejo le contó eso de que había chicha y una semana después Bárcenas dimitía como tesorero del PP a pesar de la resistencia que había puesto él mismo con la bendición del barbas. Perdón, de Rajoy.

Dijo Cospedal que la trascendencia que se le quiere dar a estas grabaciones busca cubrir el hecho de que personas del actual gobierno negaron hasta tres veces conocer al comisario Villarejo. Se refiere, claro, a la ministra Delgado. Que tuvo que corregir, en efecto, su versión sobre el comisario y de quien dijo el diputado Rafael Hernando que era rehén de sus relaciones con las cloacas. Defina usted ahora ‘relaciones’ y defina ‘cloacas’.

Aquí el asunto, nueve años después, no es si uno, o una en este caso, conocía a Villarejo (a este señor se ve que le conocía medio Madrid) sino cuánto se le conocía, cuánto se le trataba y con qué intención se le cultivaba. No hay mayor problema en invitar a un café a un funcionario de policía que quiere charlar contigo. Sí lo hay si quien recibe al comisario lo hace sabiendo que éste ofrece información confidencial sobre investigaciones judiciales que afectan a su partido y que, naturalmente, algo va a querer obtener él a cambio. Y sí sería interesante saber si además de estos contactos-contactos del año 2009 hubo más. Tanto la comida del Rianxo como esto de López del Hierro es de hace nueve años. Pero el comisario ha seguido activo, y grabando, al menos siete años más.

Nos preguntábamos aquí ayer, a esta hora, cómo reaccionarían el PP y el PSOE a la nueva entrega de las grabaciones. Dado que el primero dio gravedad máxima a lo de la ministra Delgado —rehén de las cloacas— y el segundo se la negó —alegando que el presunto delincuente chantajeaba al Estado— era interesante ver qué sucede cuando las tornas cambian.

El PSOE fingió ayer ser coherente con su doctrina de hace un mes: no les merece ningún respeto ni le dan ninguna veracidad a las grabaciones, ya, ya…

…pero de inmediato añadió que las grabaciones prueban que existió una trama de complicidad para favorecer al PP .

¿En qué quedamos? ¿Tiene valor lo que se escucha en la fonoteca Villarejo no lo lo tiene?

Al PP, tan activo en la exigencia de explicaciones a la ministra, le pareció ayer más que suficiente que Cospedal emitiera un comunicado confirmando la relación frecuente de su marido con el comisario. Fíjense que el PP podía haberse limitado a decir ayer que esto del marido de Cospedal quien tiene que explicarlo es Cospedal, porque el nuevo equipo de Génova es tan nuevo que casi no había nacido en 2009 y bla bla bla, ya sabe usted, eran otros tiempos.

Pero cayó en la tentación de añadir que si estas grabaciones han salido ayer, atención, es para eclipsar que la fiscalía presentó sus conclusiones en el juicio de los ERE, cómo no lo habíamos pensado.

Por mucho que se esfuerce la portavoz del PP, Marta González, que la fiscalía mantenga la acusación contra Chaves y Griñán, que ya formuló al comienzo del juicio de los ERE, de novedad tiene poco. La fiscalía ratifica su criterio una vez terminado el juicio y considera a Chaves y Griñán autores de prevaricación el primero y de malversación el segundo. La noticia habría sido que hubiera modificado a la baja sus acusaciones, cosa que no ha sucedido.

Cuando en la búsqueda del salvavidas se recurre a esto tan manido de la cortina de humo la jugada suele salir regular. Porque al día siguiente te sacan toda la parrafada de Villarejo y Cospedal en su despacho y no hay fiscalía de los ERE que te sirva, como el pulpo, de animal de compañía.