OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El extraño caso de la vicepresidenta que no quería serlo"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las declaraciones de Yolanda Díaz en una entrevista en 'Yo Dona' donde mantiene que ella no quería ser ministra ni vicepresidenta y, por tanto, ni mucho menos quiere ser presidenta del Gobierno.

Carlos Alsina

Madrid | 06.12.2021 08:39

Ya es el cuarto Día de la Constitución con Sánchez como presidente del Gobierno, cómo pasa el tiempo.

En realidad, sí. Es un día de fiesta que celebra que hace cuarenta y tres años la sociedad española pudo pronunciarse sobre el marco jurídico llamado a garantizar su convivencia ---los derechos y los deberes--- y avaló la propuesta que le había planteado el Congreso de los Diputados. La Constitución es el instrumento que tenemos los ciudadanos para defendernos de los abusos de poder.

"Le faltó a Sánchez dar el mítin con una Constitución de bolsillo para imitar a Pablo Iglesias"

Lo que pasa es que ayer el presidente tenía su mítin semanal ---esta vez le tocaba en Murcia--- y quiso agarrar la percha de la fiesta de hoy para reivindicarse como el más fiel devoto de la Constitución con esta expresión un poco obtusa que dice que si la democracia representa algo es a la Constitución española.

Ya les dije a las siete que le faltó a Sánchez dar el mítin con una Constitución de bolsillo para terminar de imitar a Pablo Iglesias, aquel líder que vino a revolucionar el país, refutando la Transición, y terminó de papa emérito de Podemos.

Sánchez sostiene que la Constitución es la hoja de ruta de su Gobierno. Basta con que el Gobierno cumpla y vele por que se cumpla la Constitución, presidente. No es un programa de gobierno, son las reglas de juego en las que el gobierno de turno puede desarrollar la acción ejecutiva que prefiera.

La paradoja de que enarbolando la Constitución como el faro que ilumina sus pasos, Sánchez esté gobernando con los partidos que explícitamente abogan por terminar con esta Constitución, quienes la ven como un problema

Y habrá de admitir la paradoja de que enarbolando la Constitución como el faro que ilumina sus pasos, esté gobernando con una mayoría parlamentaria que integran los partidos que explícitamente abogan por terminar con esta Constitución y hacer otra que incluya la autodeterminación y los referendos de independencia, además de la república y otras cosas. Gobierna con quienes ven la Constitución como un problema. Un obstáculo que hay que apartar. Una garantía frente a los abusos del poder que hay que tumbar para poder hacer lo que les dé la gana.

"El extraño caso de la vicepresidenta que no deseaba serlo"

De la crónica política del fin de semana, y aparte del mítin que va repitiendo por las Españas el líder socialista, lo que más impacto ha causado, merecidamente, es lo de Yolanda Díaz en la revista ‘Yo Dona’. Merecido eco porque el reportaje tiene cabida tanto en los sesudos análisis sobre la vigencia de los partidos frente a la pujanza de las plataformas transversales ---con esto Iván Redondo te hace siete páginas de La Vanguardia--- como en las tertulias de los programas de misterios y fenómenos paranormales. Presentamos el extraño caso de la vicepresidenta que no deseaba serlo. Yo Yolanda y su condición de ministra a la fuerza.

Ella no quería, como el sketch de Martes y trece. Le pregunta la revista: ¿quiere ser presidenta de Gobierno? Y dice: ‘No. Todo el mundo sabe que no quería ser ministra ni vicepresidenta y, al final, lo fui. Yo no elegí estar aquí’.

Es un misterio, que diría Iker. Aceptar ser ministra sin querer serlo. Aceptar la vicepresidencia sin querer ejercerla. Llegar a todos los sillones sin pretenderlos. Agradecida a los dos hombres, Sánchez e Iglesias, que la arrastraron, prácticamente, a desempeñer el enorme poder que hoy desempeña.

Agradecida a los dos hombres, Sánchez e Iglesias, que la arrastraron, prácticamente, a desempeñer el enorme poder que hoy desempeña

No quería, pero ahí la tienen. De líder más valorada por los votantes jóvenes. Cómo concurres a unas elecciones generales diciendo: ‘pido tu voto para no ser presidenta porque no quiero’. Esto nos lo tienen que desentrañar Redondo.

Declara la señora Díaz que siente un enorme respeto por la vicepresidenta Calviño, y que ella no quiere desvelar nada ni debe. Pero deja caer que el mail que ésta le envió reclamando su papel en la negociación de la reforma laboral tenía un tono... Bueno, en fin, dice, nunca había recibido un mail de estas características (menos mal que no quiere desvelar nada).

Aunque igual su afirmación más intrigante es ésta, cuando le preguntan por su vestuario. ‘Se percibe una transformación’, dice la periodista, ‘¿hay algún mensaje detrás?’ ‘Esto no lo comparto’, responde la vicepresidenta, ‘desde siempre se me ha criticado por la manera de vestir. Porque no soy el prototipo de una mujer progresista. Pero creo que la gente se merece respeto. La imagen es importante’.

Andar encasillando a las mujeres por cómo se visten es de un viejunismo impropio de Yolanda Díaz

No soy el prototipo de mujer progresista. Que el periódico versiona de este modo para titular toda la entrevista: ‘No soy la típica mujer progresista’. Vaya. ¿Y cuál es la típica? ¿El prototipo de mujer progresista, cómo se viste? ¿Se refiere la vicepresidenta al prototipo que ella tiene en la cabeza o al prejuicio, y la caricatura, que tienen otros, y otras?

Leyendo la entrevista parece que sea lo primero. Que acepte que hay una manera de vestir típica de mujer progresista y de la que ella se desmarca. Pero seguramente será lo segundo porque andar encasillando a las mujeres por cómo se visten es de un viejunismo impropio de Yolanda Díaz. Los tiempos en que España se sacudía por ver a las ministras socialistas en el Vogue pasaron, felizmente, a mejor vida.

Cuatro días después de la otra entrevista de autolanzamiento ---la que dio el jueves a Radiocable--- el filón formidable que la oposición parecía haber encontrado en la confesión de la vicepresidenta sobre la ocultación de la pandemia se ha quedado en poquita cosa. Para ser el acontecimiento que la oposición conservadora llevaba un año y medio esperando no parece que haya tenido mayor efecto. Igual porque más que una confesión era un intento de atribuirse el papel de avisadora que nunca existió.

"Llamarlo polémicas es quedarse bastante corto"

Por cierto, al secretario general del PP, García Egea (Teodorico, que dice Rosa Belmonte, la Teodorocracia, que dice Cayetana), le parece fatal que los medios hablemos de la discordia que hay dentro de su partido ---discordias habría que decir porque los frentes son varios---.

Cultive la armonía dentro de casa en lugar de llorar por el eco mediático de la trifulca doméstica

Supuestas polémicas internas, dice. No, hombre, supuestas no son. Y llamarlo polémicas es quedarse bastante corto. A la gresca por el poder ahora le llaman polémica supuesta. Si el Gobierno está encantado o no es irrelevante. Aplíquese el cuento el mandarín de Génova, 13 y cultive la armonía dentro de casa en lugar de llorar por el eco mediático de la trifulca doméstica.