OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Paso a los Bancos Centrales"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las últimas decisiones en política monetaria por parte de los bancos centrales -estadounidense y europeo- para subir los tipos de interés e intentar controlar la preocupante inflación.

Carlos Alsina

Madrid | 16.06.2022 08:32

Tipos de interés. Prima de riesgo. Inflación. Los tres conceptos que más se repiten hoy en las páginas de los diarios. Los tres indicadores de que la situación económica empeora y que los créditos se van a poner más caros.

Endeudarse se pone cuesta arriba. Para las familias y las empresas -los créditos bancarios, las hipotecas de interés variable-, y para los Estados- el interés que han de pagar a los inversores para que éstos les presten su dinero, el coste de la deuda-. Los días, más o menos felices, en que los países colocaban su deuda incluso a tipos negativos (el inversor pagaba él por la seguridad de amarrar su inversión eligiendo bonos a diez años), forman ya parte del pasado.

Contábamos ayer que la noticia del día estaría en la Avenida de la Constitución de Washington. Sede del Banco Central de los Estados Unidos.

Este señor es Jerome Powell, gobernador del Banco Central estadounidense, la Reserva Federal. Anunció que en aquel país los tipos de interés suben un 0,75 % de una tacada.

Ya les conté ayer que la noticia no iba a ser que subieran -eso era sabido- sino que subieran más de lo previsto. O antes de lo que se había calculado. Porque es eso, que en lugar de ir subiendo poco a poco se ejecute la mayor subida de los últimos treinta años, lo que revela la urgencia de meterle mano ya a la inflación. No por la vía que se ha usado hasta ahora, las medidas que en paquetes, o decretos, han ido aprobando los gobiernos, incluido el nuestro. Sino por la vía de la política monetaria, que es la gruesa, la artillería (por usar un símil muy de periodistas económicos), la vía severa.

La inflación, el veneno de la recuperación

A las siete les recordé que este señor, Powell, fue el primero en pedir a los gobiernos que dejaran de hablar de la inflación como un fenómeno pasajero. No sólo porque el fenómeno llevaba ya suficientes meses manifestándose como para considerarlo flor de un día. Sino, sobre todo, porque llamarlo pasajero contribuía a generar la impresión equivocada de que lo mismo que subía acabaría bajando como si no hubiera pasado nada.

Cada mes que la inflación sigue subiendo causa un destrozo a la economía que deja secuelas

Y claro que pasa, dijo Powell, pasa que cada mes que la inflación sigue subiendo causa un destrozo a la economía que deja secuelas. Anoche insistió en ello. Si hay que actuar ya es porque un 8% de inflación un mes tras otro mes y tras otro mes es aluminosis para las expectativas económicas. Veneno para la recuperación. Que se llama así, recuperación, porque aún estamos convalecientes del destrozo que, a su vez, causó la pandemia.

El Banco Central de los Estados Unidos va por delante. El Banco Central nuestro, el de la zona euro, ya ha anunciado que el mes que viene empieza a recorrer ese mismo camino. Pero además, no esperó al mes que viene para lanzar ayer el mensaje, tras una reunión de urgencia, de que hará lo que sea necesario para mantener a raya la prima de riesgo de los países euro, es decir, que se han encendido ya las señalas de alarma sobre la financiación de algunos Estados.

El BCE hará lo necesario para frenar la prima de riesgo de los países

O de los Estados de siempre, porque en la lista Grecia, Portugal, Italia y, qué le vamos a hacer, España. El mero hecho de que el Banco Central tenga que improvisar una reunión para anunciar, sin más concreción, que ultima una herramienta para evitar una crisis de la deuda da idea de que las cosas se han torcido rápido.

Y que España aparezca como primer necesitado de esa asistencia urgente obliga a plantearse una vez más la pregunta a la que ningún gobierno de los que hemos tenido ha querido dar respuesta: por qué las crisis siempre nos afectan más que a los demás.

Que España aparezca como primer necesitado de esa asistencia urgente obliga a plantearse una vez más la pregunta: por qué las crisis siempre nos afectan más que a los demás

La novedad del día, por tanto, es que los Bancos Centrales irrumpen en el escenario político. Y lo hacen porque sólo la política monetaria tiene la potencia suficiente como para doblegar la curva de inflación que hoy tenemos.

Los gobiernos han tomado medidas paliativas, medidas apaño. Pagarle al automovilista veinte céntimos de cada litro no baja el precio del combustible, sólo ayuda al consumidor a pagarlo. El tope al gas fuerza el precio de la electricidad hacia abajo, pero en los dos primeros días de aplicación ya se ha visto que no es tan sencillo. A demanda disparada de electricidad, megavatio hacia arriba. Es el propio Gobierno, vicepresidenta Yolanda Díaz, quien hace esta descripción bien poco alentadora de lo que está pasando.

La forma de bajar los precios es subir el precio del dinero

Más medidas. Las que se han tomado hasta ahora han reducido la inflación del 9,8 al 8,7. En perspectiva, poca cosa. Por paradójico que suene, la forma de bajar los precios es subir el precio del dinero con el que compramos las cosas. La política monetaria en la zona euro es justo la política que ni deciden ni depende de los gobiernos.

Cuarenta y ocho horas de persuasión y propaganda

A la campaña andaluza le quedan dos telediarios. Cuarenta y ocho horas que los candidatos dedican a apurar la persuasión y la propaganda. En el lado derecho del tablero, el PP martillea a los votantes con el mensaje de que la victoria, por muy cantada que esté, hay que asegurarla yendo a votar, no vayan a confiarse tanto los de Juanma que el domingo no vean necesario acercarse al colegio electoral.

El PP martillea a los votantes con el mensaje de que la victoria, por muy cantada que esté, hay que asegurarla yendo a votar

En el lado izquierdo del tablero, donde los votos, a decir de las encuestas, esta vez son menos arrecia la competencia entre el PSOE y las coaliciones de siglas diversas. Juan Espadas apela al voto útil, un clásico de las campañas electorales: no hay gobierno posible de izquierdas que no pase por el PSOE, luego vote usted directamente al PSOE.

No se equivoque... Adriana Lastra

A Espadas le preguntamos aquí ayer por este ejercicio de memoria que hizo anteanoche Adriana Lastra sobre un asunto que nadie había recordado hasta ahora en la campaña: las manifestaciones que alentó la izquierda hace cuatro años al conocerse el resultado de las urnas.

Votar en masa para que el resultado sea el que Lastra quiere y así no haya que salir a la calle a protestar. Agarró al vuelo la frase el PP para reclamarle al PSOE respeto a lo que los votantes elijan.

El fervor callejero de la número dos del PSOE le hizo un roto a su candidato que él mismo tuvo que ocuparse de zurcir

Reclamó Feijóo una declaración clara del PSOE andaluz sobre este asunto. En realidad, ya la había hecho Juan Espadas en este programa.

No se equivoque… Adriana Lastra. Salga lo que salga de las urnas el domingo, no habrá manifestaciones. El fervor callejero de la número dos del PSOE le hizo un roto a su candidato que él mismo tuvo que ocuparse de zurcir.