OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El Supremo se revuelve"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la sentencia del Tribunal Supremo que desbarata la estrategia del Gobierno para reducir las penas por malversación a los líderes independentistas condenados por el 'procés'.

Carlos Alsina

Madrid | 14.02.2023 08:40

Un mensaje de tranquilidad a todos los jóvenes que nos escuchan y que viven, qué te digo yo, en Parla: no, no es verdad que el presidente del Gobierno pueda presentarse en cualquier momento en vuestra casa. Ni que tengáis que evitar salir a la calle no vaya a ser que justo cuando estéis fuera llame Sánchez, con su comitiva fotera, a vuestra puerta. Esto fue sólo ayer y estaba todo apalabrado de antes.

Pedro el Humano o el Presidente humanizado

Esto, ¿el qué? Pues la nueva escena de este serial de autopromoción que protagoniza el presidente, más el fótografo y el cámara que son su sombra, y al que urge ya ponerle título. Por ejemplo, Pedro el Humano, en homenaje a Martín I de Aragón. O ‘Presidente humanizado’, que no es lo mismo que humanoide aunque se le da un aire.

Después de la petanca con jubilados de Coslada que resultó que eran todos del PSOE ayer tocó vídeo con dos jóvenes que comparten piso también en Parla. Con los que Sánchez se tomó un café mientras, como van a escuchar, había un propio que no paraba de hacer fotos.

El presidente se vino de los Goya con ganas de hacerse su propia película, hay que entenderlo

Qué escena más natural, eh, el presidente en casa de unos jóvenes cualquiera de Parla mientras alguien hace fotos y alguien graba un vídeo con cambio, y todo, de planos. Y una rosa adornando una mesa. El presidente se vino de los Goya con ganas de hacerse su propia película, hay que entenderlo. Aunque ahora se sepa que el joven visitado es familia de un consejero de la Moncloa. De Parla, claro. (Un saludo a Tomás Gómez, que una vez fue alcalde de Parla, el más votado de España -se decía- y al que Sánchez descabalgó, y defenestró usando el tranvía para atropellarlo).

Pero bueno, lo cierto es que el Consejo de Ministros aprueba hoy la nueva subida del salario mínimo, camino ya del 60% del salario medio de España, y que ésa sí es un compromiso electoral que el Gobierno de coalición está cumpliendo.

El Gobierno ha intentado ningunear al Supremo con la reforma penal

Si es por darle ideas al equipo de cinematografía y eventos publicitarios de Presidencia, hoy podrían grabarle un vídeo al presidente comentando, mientras juegan a la brisca, por ejemplo, compilaciones de sentencias con el juez Marchena. Como prueba del indudable interés del presidente por la doctrina del Tribunal Supremo.

El Supremo es ése tribunal al que el Gobierno se encomendaba como fuente de autoridad en la ley del sólo sí es sí pero al que ha intentado ningunear en la aplicación del Código Penal a los hechos ocurridos en Cataluña en 2017. No hizo ni puñetero caso al informe del Tribunal sobre los indultos a los condenados por delitos muy graves y no ha querido saber nada del tribunal a la hora de derogar el delito de sedición o abaratar las penas por la corrupción.

La relación del Gobierno con el Supremo es muy selectiva: para lo que me interesa, te encumbro; para lo que no me interesa, te ignoro

Como no le hizo el menor caso al Supremo cuando éste informó de que no es verdad que en otros países no exista el delito de sedición o que los autores del procés sólo habrían sido juzgados por desórdenes públicos. Digamos que la relación del Gobierno con el Tribunal Supremo es muy selectiva: para lo que me interesa, te encumbro; para lo que no me interesa, te ignoro. Ayer volvió a ofrecer prueba de ello. Reaccionando con inusitado ventajismo a la sentencia del tribunal sobre la situación penal de los condenados del procés.

La malversación, el delito más grave de que se acusa a los independentistas

Por poner el asunto en perspectiva: el Supremo ha tenido que pronunciarse de nuevo sobre estas personas sólo porque el gobierno impulsó una reforma del Código Penal específicamente diseñada para devaluar los dos delitos más graves porque fueron condenadas. Dos delitos: sedición y malversación.

Sólo éstos le interesó cambiar al Gobierno -la rebelión, no- porque estos eran los que habían quedado probados en la condena. Y también, porque malversación es el delito más grave de que se acusa a un grupito de cargos públicos, en su mayoría de Esquerra, que aún no han sido juzgados en Barcelona: el señor Jové y el señor Salvadó, entre ellos.

El verdadero objetivo, el prioritario, era evitar que estas personas tengan que entrar en prisión. Y eso sigue en pie, aunque ahora habrá de tener presente el tribunal la doctrina del Supremo sobre la malversación agravada.

Al hacer desaparecer la sedicción sin reformar la rebelión se ha dejado un espacio penal sin castigo algun

¿Qué ha dicho el Supremo? Pues lo que ya dijo Llarena:

  • Uno, y principal, que al hacer desaparecer la sedicción sin reformar la rebelión se ha dejado un espacio penal sin castigo alguno: el que va de los desórdenes públicos agravados a la propia rebelión. En medio antes estaba la sedición, pero ahora no hay nada. Luego ese arco delictivo ha sido despenalizado.
  • Dos, por sedición ya no se puede mantener la condena. Pero por malversación, sí, y en su modalidad más grave. No tiene el menor sentido, viene a decir el Supremo, que le puedan caer ocho años de cárcel a quien mete la mano en la caja para quedarse el dinero público y sólo una multa a quien mete la mano en la caja para pagar con ese dinero un referéndum ilícito. Va contra la lógica jurídica, sentencia.

Lejos de darle la razón al Gobierno, el Supremo se la quita

Y así llegamos al ventajismo del Gobierno. Que habla, ayer, por boca de la ministra de Hacienda (la del dinero público) para hacer ver que la sentencia le da la razón.

Que le da la razón al Gobierno. Pero vamos a ver, si la posición del Gobierno en este asunto es la que ha defendido la abogacía del Estado. La abogacía es la que hace lo que el Gobierno diga que tiene que hacer. Y lo que hizo, ministra, fue pedir la rebaja de la pena alegando que no se apropió del dinero.

Lejos de darle la razón al Gobierno, el Supremo se la quita. Junqueras no fue como un alcalde que usa la partida presupuestaria de un polideportivo para pagar unas nóminas -este ejemplo que tanto le gustaba a Patxi López-, Junqueras fue un gobernante que se corrompió y empleó dinero público para embestir contra los derechos de los ciudadanos. Y al que el Gobierno, naturalmente, ya rebajó de facto la pena indultándolo y sacándolo de prisión.

Otra chapuza legislativa del Gobierno

Esquerra está defraudada, cómo no va a estarlo. Esto no era lo que pactó con el gobierno. En público pone el foco en el Supremo, al que acusa de dar un golpe a la democracia, que esto ya es el mundo al revés.

En esta reforma la rebaja de penas a los delincuentes no era un efecto indeseado. Al revés, era ése precisamente el efecto que se deseaba

En privado hay quien sostiene que el Gobierno ha hecho otra chapuza legislativa: que pretendiendo aliviar el castigo a los políticos que corrompen las instituciones y financian actos ilícitos ha dejado abierta la puerta a que un tribunal interprete la ley de tal forma que el alivio no se produzca.

Porque en esta reforma la rebaja de penas a los delincuentes no era un efecto indeseado. Al revés, era ése precisamente el efecto que se deseaba. Y el deseo, de Esquerra, de Sánchez y de Podemos ha quedado frustrado.