OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Saber parar a tiempo"

Carlos Alsina, desde el Museo Sorolla, reflexiona en su monólogo sobre la rueda de prensa de Rafa Nadal en la que anunció que se retiraba unos meses para afrontar el año que viene como el último de su carrera, así como a las últimas novedades de la campaña electoral.

Carlos Alsina

Madrid | 19.05.2023 08:46

Monólogo de Alsina: "Saber parar a tiempo"

Cumpliendo hoy con el sueño de cualquiera que haga radio en España, que es emitir su programa desde el jardín que diseñaron hace más de cien años Clotilde García del Castillo y su esposo, Joaquín Sorolla Bastida. El jardín de la que fue su casa, que es este edificio que hoy nos contempla y del que iremos contándoles cosas a lo largo de la mañana. La casa que luego fue museo ---y sigue siéndolo--- y que fue la creación familiar más querida de este matrimonio.

"El hogar es la intimidad del artista y el taller, su faceta pública"

Este terreno lo compró el pintor en 1905 por treinta y cuatro mil pesetas, cuando la calle del General Martínez Campos era más un descampado que otra cosa, con algún hotelito y mucho solar vacío que atravesaban las cabras. Pero elegida ya por familias con buenos ingresos para levantar sus residencias. Estaba bien comunicada la zona, diríamos ahora, porque tenía tranvía. Al proyecto vital que es una casa añadía Sorolla el proyecto profesional de tener aquí su taller. El hogar es la intimidad del artista. El taller, su faceta pública. El estudio de Sorolla era tan frecuentado por amigos, admiradores y periodistas que su evolución natural era convertirse en museo. La casa familiar a la que está invitado entrar, aún hoy, quien desea compartir la vida y el talento de Sorolla.

Hablaremos de todo ello en esta mañana cultureta en la que nos vamos a poner, con su permiso, bajo la advocación de Manuel Vicent. Otro genio valenciano, al que queremos mucho este programa, y que cada vez que ve al niño del balandrito jugando en la playa se ve a sí mismo, al niño que fue y que aún habita dentro del admirado escritor.

La comparecencia de Nadal fue una mezcla de racionalidad y pesadumbre

A Sorolla, estando aquí, donde ahora estamos nosotros, un ictus le interrumpió fatalmente su trabajo y acabó por arruinarle la capacidad de seguir disfrutando. Con sus amigos compartió la amargura de ver cómo su cuerpo ya no le acompañaba en la tarea que más felicidad le había procurado. Y tengo para mí que si hoy escucha este programa, en más de un momento se va a sentir reflejado en esa amargura que sufrió Sorolla este otro genio de nuestro tiempo que ayer empezó a recorrer el camino que conduce a la retirada. De Rafa Nadal no hace falta decir nada porque todo el planeta le conoce. Y todo aquel que ha seguido con un mínimo interés su trayectoria está al tanto de que ha llevado al límite, en las últimas competiciones que ha disputado, la capacidad de aguante, y de esfuerzo, de su cuerpo. Le han perseguido las lesiones y se lo ha puesto cada vez más difícil a si mismo obligándose a seguir con lesiones mal curadas. Su comparecencia de ayer, ante medios españoles e internacionales ---figura planetaria--- fue una mezcla de racionalidad y pesadumbre. El duelo de quien se sabe obligado a echar el freno ahora para poder regresar el año que viene en condiciones de retirarse por la puerta grande.

Hay que prepararse para hacerlo bien y ganar la retirada

Todo tiene un final. Para Nadal aún no ha llegado el final pero sí el momento de empezar a diseñarlo. La manera en que un gigante desearía decir adiós. Ya ha asumido que tiene que terminar. Y ahora queda prepararse para hacerlo bien. Ganar la retirada.

Ocho días para el final de la campaña electoral

Estamos en el día menos ocho para el final de una campaña electoral que empezó con la vivienda, siguió con Bildu y entra ahora entra en una recta final incierta, a la espera de que el lunes se publiquen las últimas encuestas (CIS incluido) y a la espera de ver qué partido consigue poner en el escaparate mercancía nueva que reavive la pasión de los votantes. Indecisos, sobre todo. Ahí está Podemos, estrujándose la cabeza en busca de alguna bandera que le permita recuperar fuelle en la competición que cada día se libra por captar el interés de los medios. Lo intenta Belarra enfundada en su camiseta anti Ayuso, que es a la vez una camiseta pro Pablo Casado (que extraña forma de hacer campaña por la izquierda ésta de reivindicar al líder del PP al que llamaban mayordomo de Vox, fraude académico y mentiroso compulsivo, entre otras cosas). Lo intenta Belarra predicando la ilegalización de los desokupas y la ilegalización del PP. Porque tanto hablar esta semana de si el PP quiere o no quiere que Bildu sea ilegalizado, y en rigor, aquí los dos líderes nacionales que han pedido la ilegalización de un partido han sido Abascal (la de Bildu) y Belarra (la del PP).

La foto de Yolanda Díaz y Borja Sémper

Lo intenta Belarra, tener el eco que en sus mejores tiempos tenía Podemos, pero no termina de conseguirlo. En fin, quede constancia de que Podemos también se presenta a estas elecciones, aunque Yolanda Díaz no esté poniendo gran cosa de su parte para que el electorado lo recuerde. Ayer estuvo la vicepresidenta en Santiago, celebrando la Ascensión de Jesucristo a los cielos ---bueno, participando en las fiestas de la Ascensión--- y mostró más interés por Borja Sémper que por toda la izquierda gallega. Lo avistó en la carpa de Onda Cero y a por él que se fue, desbordando afecto. El afecto desde la discrepancia, que es perfectamente humano. Ni ella le reprochó que sabotee el progreso social de los españoles ni él le reprochó a ella que saboteara la corrección de la ley del sólo sí es sí. Esas cosas las dejan para los mítines.

"El PSOE de Bildu no habla, habla del PP"

Lo de Bildu va decayendo en la crónica de campaña porque no hay tema que dure eternamente. El PSOE de Bildu no habla. Habla del PP. Mira Javier Lambán, que hace una semana fue la voz más contundente en el PSOE no sólo contra las listas de Bildu, sino contra los acuerdos con Bildu que en esta legislatura ha firmado Pedro Sánchez. Ayer tenía a Sánchez a su lado en el mitin de Zaragoza y recurrió a este truco mitinero de despachar deprisa su crítica a quien tenía delante y arrearle duro al competidor ausente para que no se supiera bien si su público aplaudía lo primero o lo segundo.

En el PP apuran el roto que Bildu le ha podido hacer a la campaña socialista asumiendo el riesgo de pasarse de frenada y que salte a la vista el empeño en estirar lo que ha sido suficientemente estirado. A diferencia de Feijoo, que habla de Bildu, el PP de Madrid, con Ayuso al frente, habla de ETA. De la ETA que, según ella, aún existe ---encarnada en Bildu--- y que ha de ser ilegalizada. Enredarse en el debate sobre si habría que promover o no la ilegalización ---estéril debate porque Bildu va a seguir siendo legal presente en sus listas a quien presente--- le está sirviendo al PP para que se siga hablando del asunto, pero a riesgo de que acabe pareciendo que ni él mismo sabe ya de lo que está hablando. Los apuros de Cuca Gamarra para explicar ayer por qué sabiendo que no cabe ilegalizar a Bildu acusan a Sánchez de no promover que se ilegalice son prueba elocuente de ello.

Seguir hablando del asunto a riesgo de que parezca que ya no saben de qué hablan. Como diría Nadal, hay que saber echar el freno a tiempo.