OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Interior no sintoniza la BBC"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la investigación periodística de la BBC que contradice la versión oficial del Gobierno y defiende que también hubo muertos en el territorio español durante el asalto a la valla de Melilla.

Carlos Alsina

Madrid | 02.11.2022 08:43

Tan rápido para unas cosas y tan lento para otras. Dos días tardó Bolsonaro en aparcerse ante la opinión pública brasileña para encajar la sentencia de las urnas. Sentencia popular que dice que, por sesenta millones de votos contra cincuenta y ocho, los brasileños le han mandado a tomar viento.

Bolsonaro, un mal perdedor

Dos días mudo, madurando su discurso, para salir en la noche de ayer a leer un papelito que no le llevó más de dos minutos y en el que, dando por conocido el resultado de las elecciones, evitó mencionar que las ha ganado Lula y que es Lula, por tanto, el nuevo presidente electo.

En rigor, Bolsonaro salió anoche a disuadir a sus partidarios de utilizar medios violentos para sabotear el normal funcionamiento del país. Esta cosa tan de mal perdedor de afirmar que hay razones para protestar por el proceso electoral pero añadiendo que se haga de forma pacífica, que es la propia, según Bolsonaro, de la derecha.

Esta cosa tan de mal perdedor de seguir atacando al adversario cuando la pugna electoral ya ha quedado resuelta. El resto del discurso de anoche bien podía haberlo hecho el domingo. Agradecido a quienes le han votado y orgulloso, dijo, de haber puesto en pie un proyecto de derecha inspirado en Dios, la patria y la familia.

La noticia es que el presidente de una República democrática derrotado en las urnas declare que va a cumplir la Constitución de su país

Hombre, habiendo esperado dos días para salir de su indigestión electoral, ya podía haber dicho algo más. Por ejemplo, por qué le cuesta tanto felicitar a quien ha ganado y pronunciar en voz alta las palabras traspaso de poderes. Que es lo que le tocó anunciar a su primer ministro, el encargado de iniciar el trabajo conjunto con el equipo de Lula para asegurar una transición ordenada.

Porque, al final, la noticia es ésa: que el presidente de una República democrática derrotado en las urnas declare que va a cumplir la Constitución de su país. Cómo será la cosa para que sea noticia que lo diga y que la cumpla.

Cumplir la Constitución como si fuera un mérito objeto de aplauso en lugar de un requisito obligado para quien ejerce la responsabilidad de gobernar un país.

Vuelve la cuestión marroquí a primer plano

Hay dos hechos que devuelven hoy la cuestión marroquí a primer plano. Uno guarda relación con la crisis de Ceuta de 2021 y el otro, con la muerte de veinticuatro inmigrantes en Nador el pasado junio.

- El primero se lo contamos ayer: Sánchez se ha deshecho de su delegada del gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos. Persona a la que él aupó a ese puesto recién llegado a la Moncloa y por la que siente, seguro, un afecto especial en su condición de madre de Maritxa Ruiz Mateos, ex jefa de prensa del partido, y persona de la máxima confianza del presidente, a la que Sánchez premió con la presidencia del Hipódromo de la Zarzuela por los servicios prestados durante el reinado de Adriana Lastra.

El Gobierno no ha explicado el motivo de la defenestración de la delegada en Ceuta, lo que permite especular con que haya sido por su implicación en la devolución en caliente de cincuenta y cinco menores de edad a Marruecos hace año y medio. Una investigación judicial la mantiene imputada y ella declaró ante el juez en agosto.

Al juez le contó que ella presumió siempre que la entrega de menores se hacía de manera legal y que había sido decidida por el Gobierno central.

La BBC contradice la versión del Gobierno

- El segundo hecho es el reportaje que ha publicado la BBC sobre la crisis de Nador este mes de junio. Un trabajo minucioso que, a partir de todos los vídeos que ha podido recabar sobre lo que ocurrió aquel día concluye que la policía marroquí eludio frenar a los inmigrantes antes de que llegaran al puesto fronterizo y una vez allí se empleó con gases lacrimógenos impidiendo que los congregados se retiraran.

Algunos cadáveres estaban en suelo español y fueron arrastrados al otro lado por los policías marroquíes

Pero va más allá la BBC porque, cotejando los vídeos con la visita autorizada que la propia cadena pudo hacer al puesto fronterizo en agosto, concluye que algunos de los cadáveres estaban en suelo español y fueron arrastrados al otro lado por los policías marroquíes, que tambien habrían entrado en nuestro territorio.

Nuestras conclusiones, dice la cadena, contradicen la versión oficial de los hechos. Y menciona expresamente al ministro del Interior, Grande-Marlaska, que alegó aquello de que los hechos se habían producido

La manera muy tangencial, que dijo el ministro, sería nada menos que la entrada de policías marroquíes en el lado español del paso fronterizo para retirar inmigrantes muertos.

Sánchez carece del más mínimo interés en averiguar nada

Las grabaciones de las cámaras de videovigilancia no han sido entregadas en su totalidad al Defensor del Pueblo, como él mismo señaló en el informe que hizo sobre aquellos hechos. Lo que Sánchez llamó ataque violento a la integridad territorial de España. Para satisfacción de Vox, que se vio avalado en su forma de describir la inmigración irregular como una amenaza.

Sánchez llamó ataque violento a la integridad territorial de España, para satisfacción de Vox

Visto el reportaje de la BBC, el partido gubernamental Podemos emplaza al ministro Marlaska a rectificar su versión de lo ocurrido y levantar el secreto de las grabaciones oficiales. Y emplaza también al PSOE a apoyar que el Parlamento investigue los hechos.

Lo hace a sabiendas, naturalmente, de que ninguna de las dos cosas va a suceder. Y de que el presidente Sánchez carece del más mínimo interés en averiguar nada que pueda comprometer su idílica relación con el rey y señor de Marruecos, Mohamed VI. Que para Sánchez ya es rey y señor, también, del Sáhara Occidental en contra del criterio mayoritario del Congreso, es decir, de la sociedad española a la que éste representa.