OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El día siguiente al 8M"

Tras el 8M, Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el choque en el Gobierno a cuenta de la ley del 'sólo sí es sí' y la división en el feminismo por cuestiones como la ley trans, a raíz de la cual algunas asociaciones feministas critican a Irene Montero su falta de receptividad a opiniones que difieren con la suya.

Carlos Alsina

Madrid | 09.03.2023 08:44

Con eslóganes diversos, cánticos de toda la vida, ambiente festivo y pancartas distintas según el partido discurrieron las manifestaciones del Día de la Mujer. Que no eran de partidos aunque estuvieran representados casi todos los partidos. Y en las que cada manifestante tenía el mismo valor, daba igual los años que tuviera, la ocupación que desempeñe o a quién vote. Había mensajes escritos con rotulador en un cartón tan valiosos como los que pudieran llevar en sus grandes pancartas los partidos.

El sentir de las marchas fue festivo y reivindicativo

Al final donde más afluencia hubo fue enBarcelona, cuarenta mil personas ha calculado la guardia urbana. En Madrid, sumando las dos marchas principales, le salen a la delegación de Gobierno veintisiete mil participantes. En Bilbao fueron veinte mil. Valencia, quince. Siguen siendo manifestaciones multitudinarias pero es un hecho que, por el número, se quedan muy lejos de las de hace cinco años, cuando el movimiento feminista -entonces sí- hizo historia en España.

El sentir general de las marchas fue festivo y reivindicativo. En unas se hablaba más de abolicionismo que en otras y en otras se hablaba más de trans que en unas, pero el denominador común fue la convicción de que la sociedad progresa adecuadamente pero aún le falta.

Quienes intentaron que las manifestaciones serían la caja de resonancia de la bronca en que andan enzarzados los dos partidos que gobiernan España, fracasaron

Y quienes intentaron que las manifestaciones serían la caja de resonancia de la bronca en que andan enzarzados los dos partidos que gobiernan España, incluido éste fracasaron. Algún grito tuvieron que soportar las ministras del PSOE -poca cosa-, algún grito hubo contra Irene Montero en la manifestación del llamado feminismo clásico, algún coro arropó a la ministra en otra -‘si tocan a Irene nos tocan a todas’-, pero no parece que el sentir general de las marchas fuera tomar partido en la madre de todas las disputas que mantiene el Gobierno consigo mismo.

Que no es que sean diputas, es que es guerra abierta. Por más que el ministro Bolaños ponga cara de John Lennon para cantar que se le dé una oportunidad a la paz.

Podemos ha descrito al PSOE como traidor al feminismo

Tono desabrido es un eufemismo. Se refiere a que Podemos ha descrito al PSOE como traidor al feminismo, enemigo de los avances de las mujeres, aliado de un puñado de fascistas y partidario de aliviar la pena a la manada. ‘Tono desabrido’. Todo eso lo dijo la portavoz del grupo Unidas Podemos-Galicia en Común en nombre de Ione Belarra, Irene Montero y Yolanda Díaz. Que no ha encontrado tiempo para censurarle a su portavoz lo poco que ha cuidado la coalición diciendo lo que dijo. Aunque sí lo ha encontrado para reprocharle a Patxi López que calificara la intervención morada de impresentable.

Con la responsabilidad de que hace gala, la vicepresidenta Díaz se ha revelado partidaria de dejar la ley del 'sólo sí' como está, aunque traiga consigo penas menores para algunas agresiones sexuales que la que había antes.

Pedro Sánchez lleva toda la semana ignorando a su ministra de Igualdad, relegándola en público y organizándose actos feministas distintos a los de ella

Pedro Sánchez lleva toda la semana ignorando a su ministra de Igualdad, relegándola en público y organizándose actos feministas distintos a los de ella. Es más, contraprogramándola. Es más, instruyendo a los demás ministros para que le hagan el vacío. Le ha aplicado el 155 a la ministra de Igualdad, qué espectáculo, por no haberse avenido a remendar el sólo sí aun sabiendo que la orden venía de la Moncloa.

Cabe pensar que cuando ayer declaró Montero, María Jesús, que la ministra Montero tiene todo el apoyo del presidente se refería a ella misma. Ha tenido el apoyo. Ahora está a la vista que no lo tiene.

Algunas feministas reprochan a Irene Montero su falta de diálogo

El rato que más se le pudo atragantar a la ministra de Igualdad fue el del Teatro Pavón, cuando un grupo de mujeres interrumpió su discurso y la increpó por la ley trans.

Sabotear actos de los demás no está entre las acciones reivindicativas más admirables, me parece, por más que las personas que gritaban ayer en el Pavón defiendan que es el único modo de hacerse oír frente a lo que entienden que es el pensamiento único que practica el Ministerio.

Que éste, al final, es el reproche fundamental que asociaciones feministas que no son de la cuerda de Podemos le vienen haciendo a la ministra. Su falta de receptividad a las posiciones, las propuestas y las opiniones que no coinciden con las suyas.

Esta imagen que traslada de estar siempre en posesión de la verdad y despachar las discrepancias con la descalificación de quien disiente

Lo que cuestionan es el talante dialogante del que presume la ministra. Eso de dejarse la piel para llegar a acuerdos. Y no es mala pregunta para juzgar la tarea de un gobernante: cómo de dialogante es la ministra de Igualdad y su equipo. Cómo de receptiva es a posiciones feministas que no coincidan con la suya. Cuándo se le ha escuchado decir, por ejemplo, yo pensaba así, pero ha venido un grupo de mujeres que piensan de otra manera y me han convencido con sus argumentos. Y por eso modifico mi criterio y me abro al suyo. Cuándo.

Esta imagen que traslada de estar siempre en posesión de la verdad y despachar las discrepancias, lo mismo en el Gobierno del que forma parte, que en el Parlamento, que cuando se refiere a la judicatura con la descalificación de quien disiente: por ultra, por ignorante, por malintencionado, por machista, por fascista.

Que todo eso es lo que la ministra y su partido vienen diciendo de quien discrepa de alguno de sus proyectos, socialistas incluidos. Aquello que dijo Manuela Carmena de la soberbia infantil. Mala consejera, en la gobernación de un país, es la soberbia.

Llega el día de votar y Sánchez no está

El día da para lo que da. Uno tiene el tiempo que tiene. Si no da para más, pues no da. Si al presidente del Gobierno, con la agenda apretadísima que desde luego tiene… ¿Cómo tiene la agenda el presidente, ministra portavoz?, usted que le trata, díganos…eso es, sin exagerar, eh, y no porque sea el jefe: no ha habido presidente con una agenda intensa y reformista como la de éste, ni Felipe cuando estaba poniendo España en el mapa de Europa y dándole la vuelta al país tenía una dedicación semejante.

Por eso, si no le queda un minuto libre para votar las iniciativas de su propio grupo en el Congreso igual lo mas sano sería, para no estresarse, renunciar al escaño y dejárselo a otro, o a otra, que pueda dedicarle el tiempo que un escaño merece.

No ha dado ni media explicación Pedro Sánchez de su escaqueo parlamentario del martes. Ni se personó en el Congreso -a diez minutos en coche oficial desde la Moncloa- ni abrió el ordenador en su despacho para votar telemáticamente. Se votaba nada menos que la proposición que presentó su grupo, a instancias del propio presidente, para rectificar una ley que permite que haya penas más bajas para agresores sexuales que con la ley que había antes.

Sánchez no sólo estuvo el martes desaparecido sino que ayer no creyó necesario explicar por qué

Ha hecho de esta reforma su partido el asunto principal, y más urgente, del debate político de las cinco últimas semanas. Pero Sánchez no sólo estuvo el martes desaparecido sino que ayer no creyó necesario explicar por qué. Dejó que fuera su equipo el que despejara el balón con la excusa peregrina de que tenía trabajo pendiente. Y una agenda que ¡madre mía!, no le deja un minuto libre.

Entre jugar a la petanca en Coslada, subirse a la bici eléctrica en Valladolid, visitar en su casa a jóvenes de Parla, acompañar a bomberos forestales en Ávila es natural que no le quede un momento para cumplir con su deber de votar en el Parlamento. Los vídeos de autopromoción humanizante deben de parecerle más necesarios que la toma en consideración del remiendo legislativo al sólo sí. Como debe de parecerle innecesario tener un gesto con los grupos parlamentarios que han respaldado la propuesta de su grupo y han evitado que triunfara la maniobra torpedera de su socio de coalición, ocupado en intentar que la proposición Sánchez naufragara.

Se le volvió a olvidar ayer al presidente explicar a la sociedad sus decisiones, sus actos y sus ausencias clamorosas

El gesto que tuvo ayer con el PP, aliado ocasional, fue sacar a pasar una foto de Feijóo de hace treinta años que sacó El País hace diez y por la que ya le preguntó Évole hace cinco.

No es frecuente ver al presidente subido a un barco, pero cualquier día se hace un vídeo de los suyos charlando un lobo de mar y agarrado al timón. En su afán por alumbrar ocurrencias y dardos que clavar a su adversario, se le volvió a olvidar ayer al presidente explicar a la sociedad sus decisiones y sus actos. Sus decisiones, sus actos y sus ausencias clamorosas.