OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Bring back our girls"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los métodos que elige la organización terrorista Hamás para aterrorizar, debilitar y tratar de dividir a la sociedad israelí, emulando a Boko Haram.

Carlos Alsina

Madrid | 11.10.2023 08:38

A estas alturas de la historia nadie espera que Israel se limite a encontrar, detener, juzgar y condenar a los autores de la matanza del sábado.

Si Barack Obama, premio Nobel de la Paz, presumió de haber arrojado al mar el cadáver de Osama Bin Laden a quién le puede extrañar que Benjamin Netanyahu presuma de haberse cargado ya al ministro de Economía de Gaza y a otro alto mando de Hamás no identificado.

Cuando el número de civiles asesinados es tan abrumador como en 2001 en Nueva York o en 2023 en el sur de Israel, los gobiernos (algunos) se sienten legitimados -incluso obligados- a utilizar sus recursos militares para descabezar a la organización que ha cometido la matanza, pasando por encima de los ciudadanos que habitan el territorio donde esa organización está arraigada. Todo, o casi todo, queda supeditado al fin último, que es eliminar a quien te ha atacado. Así entiende la lucha contra el enemigo terrorista Israel. Así la entiende Estados Unidos.

Todo queda supeditado al fin último, que es eliminar a quien te ha atacado. Así entiende la lucha contra el enemigo terrorista Israel

No así la Unión Europea, a la que pertenecemos. Europa reconoce el derecho de una nación a responder a un ataque terrorista, es decir, a defenderse. Pero nunca ha bendecido, al menos sobre el papel, la barra libre. José Borrell habla en nombre de la Unión Europea cuando dice que el derecho de Israel a defenderse, que no está en duda, tiene límites.

Los límites de la ley humanitaria internacional

Los límites de la ley humanitaria internacional. Privar a cientos de miles de civiles del suministro eléctrico o de los suministros básicos, sitiar a la población, queda fuera de esos límites. Y nadie podrá decir que eso equivale a regatearle a Hamás su condición de grupo terrorista. Qué otro nombre cabe darle a los métodos que elige Hamás para aterrorizar, debilitar y tratar de dividir a la sociedad israelí, en primer lugar, y a los gobiernos árabes que mantienen relaciones con Israel.

En la lógica de Hamás, exterminar a unos cuantos centenares de judíos es una pequeña muestra de lo que harían, si pudieran, con toda la nación

Si hay un actor, hoy, en Oriente Próximo con quien no cabe contar para buscar una salida negociada a este conflicto eterno ese actor es Hamás. Su única aspiración -lo señaló Biden anoche- es borrar del mapa a Israel con todos los israelíes dentro. En la lógica de Hamás, y de quienes le jalean, exterminar a unos cuantos centenares de judíos es una pequeña muestra de lo que harían, si pudieran, con toda la nación.

Cada vez es más difícil no señalar a Hamás como organización terrorista

Hamás se lo pone cada vez más difícil a quienes se resisten a llamarla organización terrorista.Hamás está empeñada en emular a Boko Haram: asalto de recintos habitados, disparos, asesinados y rehenes sacados de allí en motos o camionetas. Chicas exhibidas como piezas de caza. Es Boko Haram con cuartel general en Gaza. Y sin campaña internacional de famosos haciéndose selfies con un letrero que diga ‘Bring back our girls’, devolvednos a nuestros rehenes. El ejército israelí llevó ayer a un grupo de periodistas de medios israelíes e internacionales hasta uno de los kibutz que fue atacado el sábado. Los periodistas levantaban acta de lo que veían mientras los soldados sacaban los cadáveres metidos en bolsas.

Chicas exhibidas como piezas de caza. Hamás es Boko Haram con cuartel general en Gaza

Uno de esos soldados contó a los reporteros que entre los muertos había cuarenta bebés, algunos decapitados. Los periodistas no llegaron a verlo. Entre las personas asesinadas se encontraban activistas significados que llevaban toda la vida criticando el bloqueo de Gaza, la opresión que sufren los palestinos, su falta de expectativas, el trato humillante en la frontera. A Hamás, por supuesto, quiénes fueran y qué ideas defendieran le es perfectamente irrelevante. Su aspiración, recordemos, es eliminar Israel con todos los israelíes dentro.

Pisarello, que es de Sumar, dijo ayer algo que es muy correcto: defender el derecho de autodeterminación palestina no obliga, cómo va a obligar, a justificar las matanzas de Hamás.

Defender el derecho de autodeterminación palestina no obliga a justificar las matanzas de Hamás

En lugar de acciones podía haberle llamado a lo del sábado, es verdad, por su nombre, matanzas. Atentados. Secuestros. Pero en efecto, denunciar la situación de los habitantes de Gaza no supone justificar a Hamás. Y denunciar las matanzas de Hamás no supone justificar cualquier cosa que ahora haga Benjamin Netanyahu.

El gobierno pide respeto a la fiesta del 12 de octubre

Mañana es doce de octubre. Fiesta nacional de España. Y por alguna razón el gobierno ha creído necesario este año pedir a los ciudadanos respeto a la fiesta.

Dices: ¿se refiere a los desaires que cada año ofrece el gobierno catalán negándole a la jornada la condición de festiva? No. Se refiere a que hay gente que silba al presidente en el desfile del Paseo del Prado.

Acabáramos. En la misma frase: respeto a la fiesta nacional y respeto a la investidura. A ver, abuchear al presidente en el Desfile del Doce de Octubre siempre ha sido una falta de educación. Sin mayor recorrido. El que pita se representa sólo a sí mismo. Desaprovechó la ministra portavoz la ocasión de animar a los presidentes autonómicos de Cataluña y el País Vasco, y a los portavoces de los grupos independentistas, a asistir al Desfile del jueves en un gesto de concordia y respeto a los símbolos constitucionales.

En veinte días será el Congreso el que celebre sesión solemne para recibir a la princesa Leonor.

Leonor se comprometerá con la Constitución, la jurará o prometerá, sin decir por imperativo legal ni cualquiera otra de las fórmulas tapadera que han empleado los diputados de algunos grupos

No sólo la Corona, ministro. La corona con la democracia parlamentaria que hoy encarna. Lo que hará Leonor es comprometerse, en efecto, a reinar conforme a las normas propias de una monarquía parlamentaria cuya legitimidad emana del pueblo. El Congreso, como dijo el ministro, representa a la soberanía nacional. El pueblo, recordamos, es el único soberano. Por eso es una lástima que desaprovechara la ocasión de animar a los grupos parlamentarios con los que está negociando la investidura a participar de ese acto y contribuir, así, a la concordia, el reencuentro y al respeto al marco jurídico y a las instituciones.

Leonor se comprometerá con la Constitución, la jurará o prometerá, sin decir por imperativo legal ni cualquiera otra de las fórmulas tapadera que han empleado los diputados de algunos grupos para obtener el acta sin comprometerse, en realidad, a defenderla. Porque defender la Constitución que hay hoy es defender la monarquía parlamentaria, y no veo yo a Rufián, con quien Sánchez se reúne hoy, o a la señora de Bildu, con la que se verá el viernes, partiéndose el pecho por la corona. Ni por la Constitución. Ni por el estado autonómico. Ni por los españoles de Murcia, o de Extremadura, o de Castilla La Mancha.