OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Mesa de rehabilitación"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la mesa de negociación entre el gobierno de España y el gobierno autonómico de Cataluña.

Carlos Alsina

Madrid | 03.06.2021 08:41 (Publicado 03.06.2021 08:39)

¿Por qué tanta gente da por hecho que Carmen Calvo no pone lavadoras? ¿Y que no plancha? Las vicepresidentas también tratan con electrodomésticos. Que tengan un trabajo influyente y vistoso no implica que en casa no se ocupen de nada.

Si acaso a la vicepresidenta se le podrá reprochar que a una pregunta sobre el precio de la electricidad, disparado, y la nueva factura de la luz, responda con una maniobra disuasoria, cambiando de debate y perdiendo la ocasión de deleitarnos con la incansable labor que realiza su gobierno en favor de los sufridos consumidores, gracias a ese ministro revelación, superministro, que ha resultado ser Alberto Garzón.

Carolina Darias sacó adelante su plan de restricciones con una mayoría ajustada

En la España del diálogo y la superación de los conflictos que abandera el incansable equipo del presidente Sánchez ha aflorado una incomodidad autonómica que el gabinete se ocupará, seguro, de pacificar cuanto antes perdonando a los gobiernos regionales que se le están rebelando. O traducido: que ayer la ministra Darias sacó adelante suplan de restricciones para los tres meses que aún tenemos por delante (qué hay que cerrar en cada región según la incidencia acumulada que presente) pero no con la unanimidad de los gobiernos autonómicos sino con una ajustada mayoría. Es la nueva guía de instrucciones con las medidas que hay que tomar según los contagios: quién puede abrir las discotecas hasta las tres, por ejemplo, y quién no puede. Quién puede tener gente en los bares y quién no.

¿Problema? Que aunque salió aprobada por mayoría (nueve a favor) votaron en contra seis gobiernos (Andalucía, Madrid, Galicia, Murcia, Cataluña y País Vasco) y se abstuvieron otros dos. Partidarios, por tanto, han sido nueve de diecisiete, que está lejos de poder llamarse consenso. La ministra avisa a los gobiernos disidentes de que pueden quejarse cuanto quieran pero esto de obligado cumplimiento.

¿Qué es la DAC, se preguntará usted, recién levantado, e incapaz de navegar en el mar de acrónimos en que se ha convertido la información sanitaria: la OMS, la EMA, la PRAC, la AEMPS. La DAC es la declaración de actuaciones coordinadas, o sea, lo que sale aprobado de la reunión entre gobiernos autonómicos. Pero estos seis que votaron en contra sostienen que invade competencias autonómicas y se pasa de frenada. Conclusión: que vuelve el choque por las restricciones. No sólo con Madrid. También con el País Vasco (donde cogobierna el Partido Socialista) y con Cataluña. Nada que no pueda resolver, ministra, una buena mesa de negociación con diálogo, diálogo y perdón de los pecados.

El gobierno tiene que afinar sus razones para convencernos a todos de la bondad del indulto y repetir la palabra diálogo no concreta mucho

Aparte de la plancha, y la lavadora, al menos admitió ayer la vicepresidenta Calvo que el diálogo entre el gobierno de España y el gobierno autonómico de Cataluña no es un anhelo que esté supeditado, o condicionado, a excarcelar a los condenados por sedición. No podría serlo dado que la mesa de negociación, como recordó ayer la vicepresidenta, se la inventaron hace dieciséis meses. Si hasta ahora no han avanzado en nada será porque alguna de las dos partes, o las dos, no han querido.

Es decir, que este diálogo que ahora se invoca como argumento definitivo para justificar el indulto se viene produciendo desde febrero de 2020. O en realidad, mucho antes. ¿Qué era, sino diálogo, el grupo aquel de WhatsApp que tenía la señora Calvo con Aragonés y con Elsa Artadi? El gobierno tiene que afinar sus razones para convencernos a todos de la bondad del indulto, y repetir la palabra diálogo como si fuera un salmo, o un conjuro, aparte de un remake de Zapatero no parece que sea concretar mucho.

¿Se da cuenta el gobierno de cómo ha ido haciendo suyo el relato independentista? ¿Le sale sin querer o es a propósito?

Dos preguntas al gobierno esta mañana. Una, si se da cuenta el gobierno de cómo ha ido haciendo suyo el discurso (y el relato) independentista. O sea, ¿le sale sin querer o es a propósito? El ministro Iceta, por ejemplo ---el primer profeta que tuvieron los indultos, cuando ni siquiera había empezado el juicio---, avalando ayer esta distorsión, tan indepe, según la cual fue el gobierno de España (el de Rajoy, por supuesto) el que les empujó a asaltar la legalidad, arrollar a la oposición, ignorar al Constitucional y proclamar la independencia. Qué iban a hacer, si no les habían dejado otra salida.

"La inacción de un gobierno, llevó a los líderes independentistas a saltarse la ley", dice Iceta. Saltarse la ley es un error, obsérvese la banalización del delito grave. Y la culpa de que Junqueras y Puigdemont se echaran al monte fue de Rajoy. Por su pasividad. Y por decirle a Puigdemont que el referéndum de autodeterminación no era posible.

Qué me dicen de esto otro de José Luis Ábalos, el converso. Que en su afán por rehabilitar a Oriol Junqueras antes incluso de indultarle no tuvo mejor idea que invocar a Nelson Mandela.

Salvo que Ábalos se vea a sí mismo como integrante del régimen del apartheid, no parece que la comparación de Junqueras con Mandela tenga sentido

Uno entiende el fervor sobrevenido, y obligado, que le toca manifestar al ministro por los indultos que en otros tiempos (no tan lejanos) repudiaba, pero hombre, Nelson Mandela... Salvo que el ministro se vea a sí mismo como integrante del régimen del apartheid no parece que comparación tenga mucho sentido. O salvo que vaya a acabar convenciéndose, él también, de que el Estado español es represor, autoritario y carcelero, como predican los propagandistas indepes. Ahora, si los antecedentes penales no son para él un obstáculo para tener a alguien como interlocutor, ya está tardando en ir a la prisión de Lledoners a negociar con Junqueras la ampliación del Prat.

La ministra portavoz, Montero, primera en evidenciar que el Gobierno no ve problema en que sea Junqueras quien negocie con Sánchez el futuro de España, confirmó ayer que, en efecto, qué problema hay. Alguien interpretó que no descartaba y no descarto. O sea, que estuvo bien interpretado.

Y para confirmación definitiva, la vicepresidenta Yolanda Díaz. Que no sólo acepta que el gobierno catalán siente en la mesa a quien le parezca, sino que se ofrece a mimar a quien le pongan: "Hay que respetar a los interlocutores, hay que cuidarlos, hay que mimarlos".

¿Qué hará el Gobierno si Junts designa como representante a Puigdemont? 'Adelante, Waterloo, bienvenido a nuestra mesa de diálogo. Nada nos preocupa más que haceros sentir cómodos'.

Hay que sentar a Junqueras en tus rodillas si es necesario para que se sienta cómodo y así se normalice la relación con Cataluña y todo eso. Pregunta inocente a este gobierno nuestro tan abierto a aceptar a cualquiera como negociador en esa mesa: ¿qué hará si Junts per Cataluña designa como representante a Carles Puigdemont? Ahora las reuniones se hacen por videoconferencia. Puigdemont en la mesa de negociación desde el sofá de Waterloo. Total, no vamos a estigmatizar a nadie por sus antecedentes penales, como dice Ábalos. Y menos a Puigdemont, que aún no los tiene porque aún no ha sido juzgado.

Total, a los interlocutores no se los elige, se los mima. Adelante, Waterloo, bienvenido a nuestra mesa de diálogo. ¿Qué tal, Carles?, ponte cómodo. Nada nos preocupa más que haceros sentir cómodos.