En una hora estará el gobierno enarbolando los datos de la contratación de enero como prueba del efecto benéfico que ya está teniendo su reforma laboral. ¡Datos, datos!, dirá el gobierno, ¡los datos demuestran que ya estamos acabando con la precariedad, bendita sea Yolanda! Qué mejor palanca persuasiva a veinticuatro horas de la votación en el Congreso y en el último arreón de la negociación opaca que viene manteniendo la vicepresidenta con Esquerra, Bildu y los pezqueñines del Parlamento. El PNV no lo lleva ella. Y Ciudadanos, válgame dios, tampoco. Nunca veremos a Yolanda levantarse de una negociación con la izquierda independentista y nunca la veremos sentarse a una negociación con Inés Arrimadas.
El Consejo de Ministros legisla y al Parlamento se le dice que lo bendiga y ponga buena cara
Sale el paro de enero a las nueve. Primer mes con los retoques a la legislación laboral en vigor, aunque pendientes de convalidación parlamentaria. La formidable anomalía que Pedro Sánchez ha convertido en el pan de cada día: el Consejo de Ministros legisla y al Parlamento se le dice que lo bendiga y ponga buena cara. La convalidación de un decreto, a diferencia de la tramitación de un proyecto de ley, carece de debate y de enmiendas: consiste en decirle amén a lo que el gobierno haya dedicido por su cuenta. Por eso la fórmula gusta tanto a este presidente que prometió, en su primer discurso de investidura, poner el Parlamento en el centro de nuestra vida política. Más que centro ahora la usa como cámara de eco. Le tienen mal acostumbrado los grupos parlamentarios que ni siquiera cuestionan la emergencia de las reformas.
Datos del paro
Sale el paro a las nueve, decía. Y como ahora los contratos, de oficio, han de ser indefinidos salvo causa justificada, veremos, seguro, muchos más indefinidos que antes. ¡Datos, datos, ya estamos erradicando la temporalidad, alabada sea Yolanda! Luego habrá que atender a la letra pequeña: cuántos de esos indefinidos son fijos discontinuos y por cuántas horas son esos contratos que ahora se firman. Pero en conjunto, se prepara el gobierno para otra jornada de ésas que Casado llama de triunfalismo.
¡Datos, datos, ya estamos erradicando la temporalidad, alabada sea Yolanda!
Reforma laboral
Mañana, salvo grandísima sorpresa, el Congreso bendecirá el retoque que pactó Sánchez con Garamendi, Cuerva, Sordo y Álvarez. Sin holgura. Le va a salir la suma por los pelos y siempre que hoy confirmen su apoyo los cuatro diputados del PDeCAT, izquierdistas de toda la vida, ¿verdad?, los dos de la Unión del Pueblo Navarro, más izquierdistas, y el diputado que se fue de Ciudadanos, Cambronero, otro rojo peligroso. Ha ido a pescar el gobierno al Grupo Mixto en vista de que Esquerra Republicana iba en serio con el no es no y que el PNV, otro socio muy de izquierdas, tampoco está por la labor de salvarle los muebles esta vez a Sánchez. La vicepresidenta Díaz fue haciendo ayer, ante la prensa, la narración de minuto de juego y resultado de sus negociaciones, aunque sin explicar qué es lo que ha negociado.
Ha cerrado un acuerdo con estos partidos, tacita a tacita, pero sin revelar en qué consiste el acuerdo. Dado que esto es una convalidación, y el texto, por tanto, no se toca, ¿qué ha ofrecido la vicepresidenta a estos diputados para conseguir su apoyo? ¿Cambios futuros en qué? ¿Compromisos de qué? En aras de la transparencia, sería hermoso que no sólo cantara la ministra el tanteo, cómo va el marcador, sino que entrara en detalles. De los acuerdos.
A los que le han dado calabazas, Esquerra sobre todo, les repite por enésima vez la vicepresidenta, tergiversando los hechos, que a ver cómo lo explican mañana.
Que lo sepas, Rufián, arrebatador de derechos de los trabajadores. Quien diga no a la reforma es una maldición para los trabajadores.
Dices: entonces, Ciudadanos, ¿es una bendición, vicepresidenta? Para nada. Quien diga sí a la reforma, si es Ciudadanos, también es una maldición porque espanta a los socios tradicionales. Al final sólo son una bendición Baldoví, Errejón y Teruel Existe.
Comisión de investigación en el Congreso
En este programa alertó ayer Miguel Hurtado, víctima de abusos en la Abadía de Montserrat y una de las personas que lleva más de seis años reclamando luz y reparación para todas las víctimas, de la posible componenda entre el gobierno y los obispos para aguar la investigación y controlar sus resultados.
El grupo socialista tendrá en su mano dentro de quince días si se crea una comisión de investigación en el Congreso o prefiere otra fórmula, como la comisión independiente de expertos, y al margen de la gresca política, que proponía ayer aquí Hurtado.
El Partido Popular votó ayer en contra de la comisión alegando que si se investigan los abusos a menores tienen que ser todos, no sólo los de la Iglesia Católica. Más que argumento parece coartada para no incomodar a los obispos, que tienen dicho, más de boquilla que de corazón, que todas las investigaciones son bien recibidas. Seguro que sí. Acuérdese de que Casado critica al PSOE y Podemos por no haber permitido una comisión de investigación sobre las menores tuteladas en Baleares mientras Díaz Ayuso impide una comisión de investigación sobre las menores tuteladas en Madrid.
Pedir perdón no es sinónimo de reparar
Ah, y fue enternecedor escuchar a la señora de Bildu predicar que las víctimas de los abusos deben ser escuchadas, que su sufrimiento silenciado durante décadas ha sido un escándalo y que no cabe la impunidad. Como si pudiera dar lecciones la izquierda abertzale de sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás. La exigencia de responsabilidades, como la caridad, empieza por uno mismo. Pedir perdón no es sinónimo de reparar.