LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "La vuelta de Lula no ha ilusionado tanto como se prevía y no consigue frenar el bolsonarismo"

Marta García Aller comenta los resultados de las elecciones en Brasil y advierte del peligro de Bolsonaro, quien "sigue a pies juntillas el manual del trumpismo".

Marta García Aller

Madrid | 03.10.2022 07:34

Bolsonaro tenía razón. Durante meses las encuestas andaban diciendo que el presidente de Brasil pedería las elecciones, que incluso podía perder en la primera ronda. No ha sido así.

Es verdad que ha ganado el ex presidente Lula la primera vuelta, con un 48% de los votos frente al 43,5% de Bolsonaro, pero la victoria aplastante de la izquierda no se ha producido. Ningún candidato ha llegado al 50% y el país más grande de América Latina tendrá que volver a votar a finales de mes. Estas son unas elecciones complicadas, las más polarizadas desde que el país volvió a la democracia en 1985.

La vuelta de Lula no ha ilusionado tanto como se prevía y no consigue frenar el bolsonarismo.Las encuestas subestimaron al ‘macho de machos’, así se llama Bolsonaro a sí mismo, el que apuesta por la deforestación del Amazonas, el mandatario amigo de Putin, de Orban y de Trump, el que insulta a menudo a las mujeres y los indígenas, el que negó la importancia del Covid y que no solo evitó vacunarse, sino que hizo campaña contra las vacunas en plena pandemia. Niega que el régimen militar fuera una dictadura y se declara a favor de los escuadrones de la muerte.

Bolsonaro lleva meses agitando el fantasma de fraude electoral en caso de perder estas elecciones. Sigue a pies juntillas el manual del trumpismo. Él mismo ha dado a entender que aceptará el resultado solo si gana las elecciones. De no imponerse en las urnas ha insinuado que buscará la ayuda del ejército para quedarse en el poder.

A diferencia de su amigo Bolsonaro, Putin no tiene ya que aguantar el engorro de los procedimientos democráticos. En los referendos falsos que organizó en el Donbás no puso mucho interés en que parecieran legítimos.

Hay países en los que las elecciones son solo un disfraz, uno que utilizan los dictadores para justificar su autocracia. Muchos de esos líderes autoritarios llegaron al poder a través de las urnas. Por eso es tan peligroso lo que está pasando en Brasil.

¿Moraleja?

Aunque Bolsonaro pierda en la segunda vuelta, el bolsonarismo no dará la polarización por resuelta.