Ayer fui a Barajas. Volaba desde la T4. Así que me esmeré en no poner cara de pobre para entrar. Porque los pobres ahora tienen más difícil entrar en la T4. Necesitan tarjeta de embarque. Y, claro, las personas que no tienen dónde vivir no suelen tener adónde volar.
Hace meses que en el Aeropuerto de Barajas hay una crisis por las 400 personas sin techo que pasan allí las noches buscando refugio. Se diría que las que están en crisis son esas personas, pero escuchando a las autoridades parece que a crisis la tiene el aeropuerto. Qué incordio los pobres. Sobre todo, desde que se habla de estas personas sin hogar en los medios. Hasta entonces las autoridades podían permitirse ignorar a estos sintecho, que es a lo que los sin techo están más acostumbrados. A ser ignorados.
AENA ha activado controles de acceso para que de noche solo puedan entrar viajeros con tarjetas de embarque o ticket del parking. Impiden que las ONG les lleven bocadillos y han retirado los bancos. Intentan contener así la llegada de más sintecho a dormir. El siguiente paso sería expulsarlos, pero a ver cómo desahucias a quien no tiene casa.
La crisis del aeropuerto de Barajas es uno de los mejores y más bochornosos ejemplos de descoordinación y abandono institucional. Llevan semanas desentendiéndose de esta gente. El Gobierno es responsable de una infraestructura clave como el aeropuerto. El Ayuntamiento de Madrid, de los servicios sociales que deberían asegurarse de no tener tantas personas vulnerables tan desatendidas como para dormir en una terminal. Qué palabra más tétrica: terminal.
El antropólogo Marc Augé acuño en los 90 un concepto fascinante. El del no-lugar. Se refería precisamente a aeropuertos, ascensores, estaciones, supermercados, cajeros, gasolineras… Sitios anónimos y de tránsito. Un no-lugar es un sitio sin identidad de la vida urbana, por el que se pasa de paso, pero no se está. Anónimo y solitario. Y lo peor no es que tantas personas sin techo busquen refugio en un no-lugar, sino que las estén tratando como no-personas.
¿Moraleja?
No tienen techo, pero sí tienen derechos.