Saber cómo van a pasar a la historia, cómo van a ser recordados, es algo que suele preocupar mucho a los presidentes. A unos más que a otros, desde luego. Y a la espera de qué papel van a jugar los Whatsapps, cientos, miles de WhatsApp, que se ha intercambiado este Gobierno para reconstruir estos años en Moncloa, dan ganas, como en las series, de esperar a que salgan todos los capítulos para verlos seguidos.
Entre tanto, para conocer los entresijos del poder, llega un libro que nos recuerda lo dañino que puede ser resistir a toda costa. ‘Pecado original’, se titula. Y podríamos resumirlo en cómo Biden le entregó la presidencia a Trump por no retirarse a tiempo. Cuenta una escena muy reveladora: cómo en precampaña, Joe Biden, en un evento en Hollywood, cuando su amigo George Clooney se le acercó, no sabía quién era. ¡El presidente de Estados Unidos no era capaz de reconocer a George Clooney! Cuántas cosas más has tenido que pasar por alto hasta pasar por alto a George Clooney.
Lo más ansiado por los biógrafos siempre es una escena, un detalle, la anécdota que resume una época. No saber quién es George Clooney lo es, porque da una idea de la desorientación máxima que vivía, en secreto, el entonces presidente de Estados Unidos y candidato demócrata. Un secreto a voces que su equipo le ayudó a ocultar y que impidió que el partido renovara a tiempo su liderazgo.
La Casa Blanca estaba llena de gente que dedicó meses, puede que años, a que Joe Biden resistiera en el poder pese a su deterioro cognitivo. No fueron capaces de convencer al hombre más poderoso del mundo de que no estaba capacitado para seguir siéndolo. Y le ayudaron a ocultarlo. El resultado, un desastre. Es lo que pasa cuando un líder se rodea de gente complaciente. En vez de ser ayudarles a gobernar mejor, pasan a proteger al líder, darle la razón, perpetuarlo a toda costa. Años después a veces lo delata una fiesta en Hollywood, a veces un WhatsApp.
¿Moraleja?
Manual de resistencia, hasta en casos de demencia