LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "El independentismo en las calles pincha, pero el poder de Puigdemont se hincha"

Marta García Aller reflexiona sobre la falta de participación ciudadana en la Diada independentista en mitad de las negociaciones por la investidura de Sánchez.

Marta García Aller

Madrid | 12.09.2023 08:07

La verdad es que está haciendo una negociación para la investidura bastante extraña. Me refiero a la investidura de Sánchez, porque EN la de Feijóo ayer terminó de quedar claro que no cree ni él.

La negociación para la investidura de Sánchez está siendo extraña porque se supone que negociar es ir acercando posturas, pero de momento parece que se alejan. No hay más que ver cómo ahora se han puesto a regatearse las condiciones dentro del propio gobierno. Hace una semana los de Sumar decían que se podía hacer una amnistía exprés para la investidura; ayer ya dudaban de que pueda dar tiempo a hacerla bien. Que va a ser forzar mucho la máquina, dicen ahora.

El ala socialista del gobierno sigue sin hablar nada claro, ni de la amnistía, ni de Sumar. Se supone que siguen negociando por lo bajini. Discreción lo ha llamado una ministra. Falta de transparencia, podríamos llamarlo también.

Y los independentistas, que ayer celebraban su día grande, con la participación más pequeña, andan también negociando entre ellos el precio de la investidura. Pero en vez de ir cediendo para acercar posturas, están pujando por ver quién pide más. Creo que negociar no era así.

No se puede decir que no lo avisara Puigdemont. De hecho, lo que más se vio ayer, es ese sector irreductible del independentismo que solo le interesa la independencia. Independencia o elecciones, decían en la Diada. La amnistía le sabe a poco hasta para empezar a hablar. Y la gobernabilidad de España, como ya dijo aquella diputada de Esquerra en el Congreso, les importa un comino.

Los de Puigdemont, por su parte, siguen sin bajarse del carro. Insisten en que si la norma no está aprobada, no habrá investidura. Quieren el pago por adelantado, como buenos chantajistas.

Se suponía que se irían acercando posturas, pero aún no hay cambios. No visibles, al menos. Lo único visible es que el independentismo ya no tiene tirón en las calles, y lo iba perdiendo en las urnas. Y cuanto menos son, más poder y protagonismo ganan con las negociaciones para la investidura. Negociaciones, de momento, al alza.

¿Moraleja?

El independentismo en las calles pincha, pero el poder de Puigdemont se hincha.