LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Gracias a Juan Muñoz por tanta carcajada"

Marta García Aller dedica su comentario a Juan Muñoz Martín, el autor de libros infantiles como el 'Pirata Garrapata' o 'Fray perico y su borrico', que falleció ayer a los 93 años.

Marta García Aller

Madrid | 28.02.2023 07:49

A los que de niños leíamos el 'Pirata Garrapata' nos entristeció saber ayer de la muerte de Juan Muñoz Martín, que también era el autor de grandes hits de los 80 como 'Fray Perico y su borrico'. Nos entristecimos, claro, pero también nos sacó una sonrisa volver a acordarnos de ese pirata, tan feo tan feo que lo llamaban Garrapata.

No sería posible reescribirlo, como en esa reedición de los cuentos de Roald Dahl, quitando lo feo que era porque nos quedaríamos sin cuento. El Pirata Garrapata lo presentaba Muñoz como un hombre feo, feroz, sanguinario, ladrón, bruto, cojo, tuerto, picado de viruela y con un gancho horrible por brazo. Se pasaba el día bebiendo whisky e iba por las tabernas matando a tiros los que jugaban con él a las cartas. No está mal para las cinco primeras páginas de un cuento infantil. Y su amigo Carafoca, como su propio nombre indica, no era menos feo que digamos.

La única que no era fea era Floripondia, que en la trama no sabe hacer nada más que ser guapa. La pobre, solo sirve para ser rescatada. Eso tampoco es muy moderno que se diga.

Otro problema de la trama para hacerla políticamente correcta sería ‘el chino’, que seguramente fuera chino. O a lo mejor era coreano o tailandés, pero lo llamaban el chino. En los 70 eso supongo que no sonaba tan racista como ahora y yo también me reía mucho de niña cuando leía que al chino lo ataban en la cubierta del barco con su propia coleta, y pedía ‘socolo, socolo’ cuando le daban ‘galotazos’. Todos los piratas se reían del acento del chino. Un día los piratas tenían tanta hambre que metieron al chino en una cacerola y le pidieron que se estuviera quieto. La editorial de Roal Dahl no sabría por dónde empezar.

El Pirata Garrapata era tronchante, pero no sé si lo seguirá siendo para los niños y las niñas de ahora. Ellos decidirán si les aburre o les divierte. Es probable que cuando lo lean, además de feos, esos piratas les parezcan tremendamente anticuados. Digamos que algunas partes no han envejecido bien. Pero qué buenos ratos nos hizo pasar Juan Muñoz a los niños de los 80.

¿Moraleja?

El Pirata Garrapata era una historia disparatada, gracias a Juan Muñoz por tanta carcajada.