Es curioso que cada vez desconfiamos más de las palabras y menos de los números. En la era de los algoritmos parece que podemos medirlo todo. Monitorizamos las horas de sueño para cuantificar el descanso y los 10.000 pasos para estar en forma. Hay algo de placebo contra la incertidumbre en ponerle tantos números a las cosas.
Un número transmite a veces ilusión de control, la idea de que alguien lo tiene todo calculado. Es lo que está intentando Feijóo para salir del atolladero de sus contradicciones. Al final resulta que en los números está la clave de las decisiones políticas que está tomando el PP para pactar o no con Vox. No es la palabra, la palabra dada, como explicaba aquí ayer María Guardiola para justificar que pactar con Vox iba en contra de sus principios y sus promesas. Ella prefiere irse a casa antes de faltar a su palabra, pero para su jefe, para Feijóo, lo importante no son los principios, son las proporciones.
En Extremadura Vox sacó un 8% de los votos, en Valencia un 12%. Esa es la última explicación de Feijóo para que el partido haya tomado en cada sitio una decisión opuesta. Tan correcto le parece pactar como no pactar porque los resultados son totalmente distintos. Un 8 no es un 12 y Feijóo necesitaba un número al que cargarle la toma de decisiones. Los 10.000 pasos de la política de pactos.
No es el criterio de Vox ante la violencia machista, la inmigración o las políticas LGTBI. Feijóo prefiere un número. Lo que no ha especificado es el cuál. ¿Dónde está el listón de los principios? ¿Con qué porcentaje exacto la líder extremeña se tendría que haber tragado sus promesas? Entre el 8 y el 12% le caben a Feijóo todas las contradicciones.
Si la clave está en los números y por encima del 12% es correcto pactar con Vox, pues Vox sacó un 18 % en Murcia y en Baleares un 14%. Qué andan negociando ahí entonces.
Por cierto, lo de los 10.000 pasos no tiene ninguna base científica, no fue más que un invento de marketing de una empresa japonesa para vender podómetros. Los números pueden reducir la incertidumbre pero también tienen trampa.
¿Moraleja?
Cambiar los principios por los números no reduce incertidumbre y es arriesgado como costumbre