Ni del tiempo ser puede hablar ya para rebajar tensiones. De lo meteorológico hay que hablar ahora con presunto delante porque se ha convertido en un asunto de alto riesgo geopolítico.
A China no le ha servido como excusa decir que el globo que sobrevoló EEUU de Alaska a Montana era un dirigible civil para hacer investigación “principalmente meteorológica”. Pekín dice que el globo en cuestión se desvió por los fuertes vientos. Y Estados Unidos lo ha derribado con un caza F-22 en Carolina del Norte por si las moscas. Alega que era claramente un globo espía, que de meteorológico nada.
¿Y por qué esto es tan importante? Porque ahora que parecía que la relaciones entre EEUU y China empezaban a relajarse, llega este globo misterioso al cielo estadounidense a subir de nuevo la tensión. Y mientras Washington y Pekín evalúan cuanto se enfadan, a Europa la vuelve a pillar por medio.
Si la crisis entre China y EEUU se agrava, la Unión Europea tendrá que elegir bando. Y encima está la guerra en Ucrania. Hay temores de que la crisis del globo aerostático distraiga al presidente Biden y, si se agrava, cambie las prioridades cuando Ucrania más necesita todo el apoyo prometido para frenar a Putin. La derecha estadounidense lleva tiempo presionando para que Estados Unidos preste más atención a China que a la invasión de Ucrania.
A todo esto, dice The Wall Street Journal que China se ha convertido en proveedor secreto del ejército ruso para ayudarle a preparar la nueva ofensiva.
En medio del lío, muy pocos países europeos han apoyado públicamente la decisión de Biden de abatir el presunto globo espía con un misil para evitar enfadar a Xi Jinping. Dice Politico que solo Estonia ha sido contundente y que hay un viaje pendiente de Borrell a China en abril. También Macron pensaba ir a ver a Xi. A ver qué hacen ahora.
Buena parte de la seguridad y la defensa de Europa dependen del paraguas de EEUU. Y buena parte del comercio europeo depende de China. Si la crisis entre las dos potencias se agravara, la Unión Europea tendría que abandonar la indecisión. Y todo por un globo presuntamente meteorológico.
¿Moraleja?
Cuando las tensiones entre Pekín y Washington son peligrosamente altas, hasta hablar del tiempo sobresalta.