En las islas Fiji, capital Suva, los indígenas tenían un término para nombrar a las mujeres transgénero: ‘vakasalewalelewa’. Cuando los colonizaron los británicos en 1874 aquello se consideró blasfemo y la Iglesia anglicana y la ley colonial trataron de borrar ese término de la cultura tradicional. Y, fíjate, siglo y medio después es la Iglesia Anglicana la que busca el tercer género porque sostiene ahora que “Dios no es ni hombre ni mujer, que Dios no tiene género”.
Y a los anglicanos preocupados por cómo van a rezar a partir de ahora el Padre Nuestro sin decir Padre no sé cómo tranquilizarlos, la verdad. Tampoco sabría tranquilizar a los que les incomoda la posibilidad de que su Dios sea una mujer o ni siquiera tenga género, ahí no me meto. Pero sí espero poder tranquilizar a todos aquellos que piensan que en España el Gobierno quiere arrebatarles el derecho a seguir llamándose padres y madres, como Dios manda.
Tranquilos, de verdad. La Ley Trans no sustituye el término ‘padre’ o ‘madre’ por ‘progenitor gestante o no gestante’. Esta ley solo amplía las opciones. La parejas que vayan a incluir a su bebé en el registro podrán inscribirse como siempre, como su padre y como su madre, si es que son una pareja compuesta por un hombre y por una mujer. Pero es que hay parejas, aquí en la Tierra, al menos, que no están compuestas por un hombre y una mujer. Y también tienen hijos. Es a ellos a quien esta ley les otorga nuevos derechos y no se los quita a nadie.
Así que los padres que no quieren ser progenitores no tienen de qué preocuparse. Los padres seguirán siendo padres y las madres, madres. Pero cuando una pareja de dos mujeres, por ejemplo, vaya a inscribir a su bebé en el registro, podrán hacerlo, como progenitora gestante o no gestante. Porque ninguna de ellas será su padre (en eso espero que estemos todos de acuerdo). Y lo mismo pasa con las personas trans que tengan hijos. El Código Civil cambia para nombrar una realidad que no es nueva, pero que hasta ahora no estaba resuelta, añadiendo la expresión de progenitores. Mucho más fácil de pronunciar que ‘vakasalewalelewa’.
¿Moraleja?
No hacía falta ponerse tan hostil, a estos cambios del Código Civil.