El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha pedido "no juzgar con la mentalidad de hoy" los abusos sexuales cometidos "hace 40 años", como si en vez de la España de los 80 hablara de los incas. Violar niños, reverendísimo señor arzobispo, no estaba bien visto hace 40 años. La sociedad de la época no lo aprobaba, es que no lo sabía. Lo que entonces había era una ley del silencio atroz y una impunidad institucional dentro de la Iglesia que en España está costando desterrar mucho más que en otros países.
Dice Argüello que lo mismo hay menos casos de los que mediáticamente se dice. Lo mismo también, señor arzobispo, no se están buscando con el empeño necesario. Lo mismo han empezado tarde a tomarse en serio el cambio de época, para entendernos. O lo mismo las víctimas no se sienten seguras para denunciar en una oficina que cuando presenta su balance quita importancia al delito que asegura perseguir, porque no considera que haya que juzgar con la mentalidad de hoy los abusos cometidos en el pasado.
Hablando de mentalidades, el presidente de los hosteleros defiende que trabajar 12 horas seguidas en la hostelería no es malo, que qué hacen los jóvenes pidiendo que mejoren las condiciones de trabajo. Si lo hemos hecho así toda la vida.
El pasado no es un lugar intocable aislado de toda crítica posible con la mentalidad de hoy. Ni viceversa. La coartada del cambio de época es bastante tramposa. Sobre todo ahora que cada vez es más confuso identificar un cambio de era. Cómo vamos a saber cuándo juzgamos algo con la mentalidad de hoy y cuándo hemos vuelto a cambiar de era si ahora los cambios de era son vertiginosos.
Estar en contra de la amnistía era socialista el orto día. Ahora eso es la mentalidad del pasado, un pasado remoto que ha caducado muy rápido. En esta era la amnistía se supone que sí es de izquierdas. Dentro de diez minutos no sé. Pero entre querer que nada cambie y reivindicar que antes todo era mejor, entre la coartada del como toda la vida y cambiar de principios cada diez minutos cada vez es más difícil entenderse.
¿Moraleja?
El cambio de mentalidad, no excusa ninguna barbaridad