Para Ashley Diamond su encarcelamiento fue traumático. "Sé que la gente se preocupa por cómo voy a salir adelante, pero eso no es nada comparado con cómo recuperar la dignidad y el respeto. En prisión vivía con tres tipos, y a veces con uno distinto cada día, y es muy triste que a nadie le importara", cuenta.
Ashely es transexual, ha pasado tres de los once años a los que fue condenada por robo sin violencia en una prisión para hombres del estado de Georgia donde al menos fue agredida sexualmente en 8 ocasiones.
Su denuncia, respaldada por el Departamento de Justicia estadounidense, habla de un castigo cruel e inusual que la llevó a intentar suicidarse y a la auto castración.
Ese castigo incluía la negativa a suministrarle su tratamiento hormonal, al que se sometía desde los 17 años, y por la que volvió a ser un hombre, además de las agresiones por parte de delincuentes violentos.
Ashley demandó al sistema penitenciario del estado norteamericano y ha conseguido la libertad condicional, aunque asegura que aún se siente atrapada: "Todavía me siento encerrada, como una persona encerrada en un mundo libre y muy asustada", confiesa.
Los abusos le han dejado marcados emocional y físicamente pero asegura que seguirá luchando por sacar la luz otros casos como el suyo.
Su familia está orgullosa de su lucha y su hermana pequeña, Diana Diamond, explica que "verla, abrazarla y tocarla me parece irreal, estoy orgullosa por su coraje".
Ashley intenta recuperar su vida trabajando en un refugio para animales, pero ahora está preocupada porque no sabe si podrá hacer frente de nuevo a su tratamiento hormonal.
