Yo sí le di importancia a las palabras de Nadal anoche cuando me habló de su niñez y del largo camino hasta el personaje en que se ha convertido, de su primera raqueta a los tres años, de su pasión por el fútbol y el Real Madrid, que lo verá esta noche con Feliciano, Ferrer, Carreño y Bautista…o solo, según vaya el partido me dijo, porque Nadal es un apasionado del deporte que lo vive con pasión, y le apasiona este país al que los deportistas de su generación están contribuyendo tanto como analgésicos para superar la crisis, los desvaríos y los desatinos políticos, que él espera vayan mejorando, porque dice que está en un país privilegiado y lo dice alguien que lleva 16 años dando la vuelta al mundo y que desde sus 31 años, repletos de glorias, triunfos, pero también dolores y desengaños, tiene una perspectiva privilegiada de la vida.
Aquí en Valencia amanece entre claros y nubes una mañana fría de esta primavera lluviosa que nos va a apasionar la tarde en la radio y la televisión con el fútbol de la Champions, ese Madrid que se despierta sobresaltado en esta competición europea y que juega en Turín frente a la Juve, y ese Sevilla que recibe al Bayern de Múnich, un manso con mucho peligro, pero que no provoca jindama al Sevilla, porque la ciudad se despierta ilusionada con ese color especial de estas fechas, y porque su himno sí provoca jindama en los rivales del Sevilla cuando lo cantan a coro como lo catarán esta noche. Ojalá que empiece con la suerte necesaria para que termine con la alegría que tanto deseamos.