José Ramón de la Morena: "No debemos criminalizar el fútbol por la brutalidad de quienes lo utilizan como coartada"
Quien haya visto las imágenes por televisión todavía tendrá mal cuerpo. Un chico aparece golpeado salvajemente por otros aficionados y termina cayendo desde una altura de cinco metros. Tenía 22 años y ayer murió, lo asesinaron desde la barbarie y la cobarde omisión de quienes lo permitieron, vieron y hasta jalearon. Sucedió en Argentina, pero si nos dura el escalofrío es porque pudo ocurrir en cualquier sitio. La brutalidad no es exclusiva de las barras bravas.
ondacero.es
Madrid |
El pasado jueves, en Lyon y en la Europa League, una invasión del campo obligó a retrasar 45 minutos el partido. Este fin de semana, nuevamente en Francia, en la Europa moderna y civilizada, ese mismo Olympic de Lyon no quiso terminar el partido en Córcega, porque ya habían intentado agredir a sus jugadores mientras estaban calentando.
No sé de dónde proviene tanto odio, pero no es el fútbol, es la sociedad del becerro de oro que se crispa y se vuelve violenta. No debemos criminalizar el fútbol por la brutalidad de quienes lo utilizan como coartada y como refugio, pero tampoco podemos anestesiar nuestras conciencias. Es la obligación de todos extirpar este tumor y hay que empezar por los campos de alevines y por los padres que insultan o se lían a guantazos porque el odio se contagia a edades muy tempranas, y luego es incurable.
El fútbol que queremos, y del que nos sentimos orgullosos, es el que llevó a los aficionados del Borussia Dortmund a ofrecer alojamiento a los seguidores del Mónaco después de las explosiones que aplazaron el partido. Qué pena que esa exhibición de solidaridad haya quedado en segundo plano ante el vandalismo de unos pocos descerebrados que se caracterizan, básicamente, porque no les gusta el fútbol, ni valoran la vida, sobre todo la de los demás.