Entre tanto, las alcantarillas del fútbol despiden el mismo olor a podrido de siempre, cesado y expedientado Villar, han convocado el 9 de abril a la Asamblea de votos comprados, condicionados y contaminados para que elija un nuevo presidente entre ellos. Su tesorero, el tal Larrea, el compinche de Villar durante estos últimos 30 años, se postula como su sucesor. Y como única alternativa aparece Luis Rubiales, el tipo que presidía el sindicato de futbolistas, y que ahora sin ponerse pizca colorao, quiere presidir la patronal, mientras una mujer le denuncia por maltratos y por adeudarle los arreglos de su casa, que según ella pretendía que metiese en una factura del sindicato.
Es descorazonador que no haya más alternativas, porque de una asamblea contaminada no pueden salir candidatos limpios. Solo nos queda esperar que el Consejo de Estado decida mandar repetir las elecciones, y que sin miedo y sin amenazas, ni compra de votos a cambio de promesas miserables, salga una nueva asamblea y de ella un nuevo presidente limpio…pero yo no lo veo.