Pero en cualquier caso están prohibidas, y el que las use gana con trampas a los que no las usan, y les gana carreras, títulos…y dinero, el dinero que correspondería a otro. Por eso están prohibidas y se persigue su consumo, al margen de que algunas puedan resultar muy dañinas para el ciclista. Ayer, los franceses despertaban leyendo en Le Monde que el vencedor del Tour y de la Vuelta, Chris Froome ha dado positivo en una etapa de la Vuelta con Salbutamol, el célebre ventolín que se usa para respirar.
Lo toman los niños y a los ciclistas les permiten usarlo, recetado por el médico, en casos de asma. Hay muchos ciclistas asmáticos, pero es normal en ese deporte por la cantidad de oxígeno que respiran haciendo esfuerzos brutales y prolongados. Aun así, hay unos parámetros permitidos. Chris Froome los sobrepasó en más del doble. Demasiado sospechoso para creerle, porque ese producto, usado con exceso, no es para respirar mejor, es un anabolizante que aumenta la masa muscular y reduce la grasa.
En la etapa del día anterior, Contador y Nibali atacaron a Froome que perdió tiempo. Al día siguiente se recuperó. Pero dio positivo con salbutamol. Froome dice que lo usó para el asma que padecía en esas etapas. En días de lluvia no suele ser el asma un problema y esos días llovió. Sospechoso. Y recuerdo a Froome hace unos años, cuando Contador dio positivo por clemburetol en aquel célebre solomillo, decir que él iba limpio y que nunca tendría problemas como los de Contador. Pues ahora está en un problema. Un problema que es posible le cueste la Vuelta Ciclista que tan admirablemente pensábamos había ganado.