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Historia de Gerda Taro, la primera fotoperiodista muerta en una guerra

Gerda tenía 26 años cuando la mataron. Era judía, y había huido de la persecución nazi. Ella fue la primera fotoperiodista que perdió la vida en una guerra.

Javier Cancho

Madrid | 07.05.2020 11:14

Gerda nació en Stuttgart, Alemania. Pero, siendo joven se mudó a París, en el 1933. Fue en la capital de Francia donde conoció a a un joven fotógrafo húngaro, un tipo llamado Andre Friedmann. En este momento, estoy mirando una foto, es un instante captado, en París, hace 85 años. Se ve a Gerda en una terraza de cafetería, lleva boina. Se la ve junto a Robert Capa, cuando todavía no era Robert Capa. Son los dos sonríen en aquella terraza del café du Dôme de París. Se les ve felices, y hasta se podría decir que enamorados.

Casi se aprecia lo que podrían haber contenido los recipientes vacíos en los que habían tomado sus consumiciones. Es posible que ella tomase un café vienes y él una cerveza. No mucho después de aquel instante, fue ella quien sugirió a él que se cambiase el nombre y optase por uno que revelase menos sobre su procedencia en una época de expansivo antisemitismo. Fue de ese modo como surgió Robert Capa.

Ambos se cambiaron el nombre en el mismo momento. Ambos renacieron en la misma fecha. Fue en mayo del 36, cuando vivían en París. El siguiente destino de los dos fotógrafos lo marcó la contienda española.

Quince días después de que hubieran comenzado los bombardeos, al inicio de la Guerra Civil Española, los dos dos fotógrafos llegan a Barcelona, donde comienzan a retratar soldados republicanos que se alistaban para ir al frente. Desde Barcelona, los dos fueron moviéndose dentro del territorio controlado por la República. Cruzaron Aragón, llegaron a Madrid, estuvieron en Toledo, asomándose también a la línea del frente sur, cerca de Córdoba. Fue en la provincia andaluza, en un lugar llamado Espejo, donde se supone que Robert Capa captó su famosa fotografía "Muerte de un miliciano". Aunque, en realidad, es muy probable que quien hiciera esa foto ni fuera él, sino ella. Es muy probable que aquella mítica foto la hiciera la mujer que se hacía llamar Gerda Taro. La clave de esta hipótesis está en la cámara. Esa foto debió hacerse con una Réflex y no con una Laika que es la Capa utilizaba.

Gerda Taro pasó el último día de su vida en las trincheras de Brunete, a unos kilómetros de Madrid, portaba su cámara junto con los combatientes republicanos que llevaban sus fusiles. Tenía planeado regresar a Francia al día siguiente, donde la esperaba Robert Capa. Por eso quería apurar el último día en el frente, por eso solo abandonó las trincheras cuando se quedó sin rollo fotográfico. Emprendió el camino del pueblo. Fue atropellada por un tanque fuera de control. Murió en el hospital de El Escorial a la mañana siguiente.

La obra de Gerda Taro tardó en ser reconocida. Su legado estaba escondido en la llamada maleta mexicana. Eran tres cajas que contenían miles de negativos perdidos de fotografías de la Guerra Española. Fotos hechas por Capa, Taro y Chim, el amigo de ambos, alguien más conocido como David Seymour. Capa intentó sacar las fotografías de Francia en el 39, pero no le dejaron, los negativos terminaron en manos del embajador de México, el general Francisco Aguilar Gonzales. El embajador se las llevó a casa y se olvidó de ellas. Los negativos estuvieron perdidos en México durante 50 años. Gerda Taro hoy es un símbolo, es recuerdo e instantes en los que recrearse, con una historia de amor en tiempos de guerra. Dicen que Capa nunca volvió a ser el mismo tras la pérdida de Gerda. Cuentan que se dio a la bebida. Qué perdió la prudencia. Y terminó perdiendo la vida pisando una bomba en Indochina.