CON JAVIER CANCHO

Historia de la investigadora que fue llamada señora Holmes

Grace fue una abogada que llegaba donde la policía no alcanzaba. Llegó tan adentro que tuvo que esfumarse.

Javier Cancho

Madrid | 03.04.2019 11:15 (Publicado 03.04.2019 11:08)

Fue en los periódicos donde se la comparó con el personaje de Arthur Conan Doyle. Grace Winterton, recién divorciada, se puso a estudiar derecho en la Universidad de Nueva York, en uno de los pocos lugares donde se admitían mujeres. Como abogada, no se dedicó a administrar los asuntos de su familia que era una de las influentes de la gran manzana. Abrió un bufete en uno de los barrios más pobres de la ciudad. Quería ayudar a los inmigrantes. En la puerta de su despacho podía leerse: "Justicia para aquellos con recursos limitados a tarifas moderadas".

El primer caso del que se ocupó, que tuvo relevancia pública, fue el de una mujer llamada Antoinette. Una joven de Nueva Jersey que había disparado a la cabeza a un hombre que había intentado violarla. Ella declaró que había sido en defensa propia. Antoinette, que era italiana y no hablaba bien inglés, fue condenada a la horca. En aquel caso, Grace comprobó que había indagaciones que ella consideraba indispensables que la policía no hacía. Por eso, dio el paso de incorporar a su estrategia procesal el trabajo de campo como detective. Y así encontró pruebas que sacaron a Antoinette del patíbulo.

En otro caso, descubrió una red mafiosa que esclavizaba trabajadores italianos en una plantación de algodón, 40 años después de que se hubiera abolido la esclavitud en Estados Unidos. Su rastreo la condujo hasta una isla de Arkansas llamada Sunny Side, donde reunió pruebas suficientes para incriminar a algunos poderosos de la época. Aunque, al final, la causa fuera archivada por el propio presidente Roosvelt que tenía un amigo entre los procesados. Sí consiguió su objetivo en el caso Stielow. Alguien que había confesado -presionado por la policía- haber matado a su jefe. Grace se dio cuenta de que era inocente y terminó salvándole de la silla eléctrica quince minutos antes de que apretasen el interruptor.

Aunque su apodo en honor a Sherlock Holmes fue por el caso Cruger: la desaparición una joven. Después de salir de casa de sus padres el rastro de Ruth se esfumó. Era como si, de repente, se hubiera evaporado. La única pista era otra desaparición en la misma zona: la de un tendero llamado Alfredo Cocchi. La familia del tendero testificó que era posible que Alfredo se hubiera marchado ante el temor a ser tratado como chivo expiatorio. No era la primera vez que sucedía con inmigrantes italianos. La policía terminó archivando el caso considerando probable que la chica se hubiera fugado con un desconocido. Pero Grace Winterton sabía que eso no había ocurrido. El padre de la joven lo consideraba del todo improbable. Y al final, Grace terminó colándose en la tienda del otro desaparecido descubriendo que en el sótano del establecimiento se había removido el suelo. El cadáver de Ruth estaba allí.

Tras el esclarecimiento del caso, Cocchi fue detenido en Italia. La repercusión del trabajo de Grace supuso que fuera designada la primera mujer fiscal del distrito. Pero Grace acabó resultando molesta en las altas esferas. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, Grace señaló a oficiales del ejército implicándoles en un feo asunto de tráfico sexual. Fue acusada de fabricar pruebas falsas y fue vilipendiada por varios periódicos en un tiempo de fervor nacionalista justo antes de la primera gran guerra del siglo XX. Después de aquello Grace se retiró, se volatilizó como algunas de las chicas a las que puso tanto empeño en encontrar.