Durante el siglo XX se generaliza la incineración como método para eliminar muertos…con discreción. Hubo un proceso en el que se pasó de la muerte pública a la muerte oculta. De la muerte consciente y ritualizada del medievo, se pasó a la muerte temida,medicalizada, solitaria y privada de hoy en día.
Hoy, hay un considerable desconocimiento sobre la muerte. Pocos identifican el patrón de indicios del desenlace. Cuando una persona está en sus últimas horas, hay un cambio en el ritmo de la respiración, hay cambios en el habla, junto a otros detalles recurrentes. Es una situación que puede dar miedo, si nunca la has vivido.
Una de las principales revistas científicas en todo el mundo, 'The Lancet', ha publicado un informe elaborado por la Comisión sobre el Valor de la Muerte. Esa comisión reunió a un grupo de expertos que investigó algo trascedente: qué significa morir en los tiempos modernos. Lo primero que hicieron los investigadores fue reparar en una paradoja: mientras muchas personas reciben un tratamiento excesivo e inútil en los hospitales, lejos de sus familias; mientras, hay otra porción enorme de la humanidad que no tiene acceso a ningún tipo de terapia, ni siquiera para aliviar el dolor, siendo millones los que mueren de enfermedades prevenibles.
La muerte es el último susurro. Es el punto final. Es una de las pocas certezas: cada día que pasa estamos más cerca del último suspiro.
La muerte es el acabose, es el no va más. Y sin embargo, definir lo que significa morir se ha vuelto más difícil con el avance de la medicina.
Aumentar la esperanza de vida fue posible gracias a la medicina, a la extensión de la vacunación, a la salud pública en definitiva. Pero también a una mejora estructural de las condiciones en las que vivimos. La Comisión sobre el Valor de la Muerte ha llamado la atención sobre los errores que estamos cometiendo cuando se acaba esa esperanza de vida. Llegado el momento de los últimos auxilios se usan medicamentos, cuidados paliativos y un tipo de soporte sanitario; pero, los expertos en muerte dicen que eso no puede ser lo único que se ofrezca.
Consideran que la medicina no es suficiente para hacer frente a la muerte. Se necesita que las personas que se están yendo estén cerca de sus familias. Se plantea la necesidad de sopesar el precio ético, financiero y climático de los tratamientos que no aportan beneficios claros al paciente. Se advierte de que son unas cuantas las terapias inútiles que se ofrecen en los hospitales en los momentos más críticos. Se cuestiona la idoneidad de retrasar un poco un instante para el que ya hay un veredicto definitivo.