Historia del fornicio de los pandas
Cuentan los biólogos que los osos panda sienten el mismo entusiasmo por el coito que los humanos por una endodoncia.
Los que vivimos en los pueblos vemos más animales salvajes que personas desde que empezó la reclusión. Luego está el asunto de los animales que han dejado de ver personas. Como los dos osos panda de un zoológico de Hong Kong que llevaban diez años sin tener un coito. Y resulta que han tenido uno en los últimos días.
Muy probablemente, lo han tenido porque llevaban más de dos meses sin ver personal humano. Ese recinto zoológico cerró por el coronavirus el 26 de enero. Sin que -desde entoncesnadie se asomase al sitio donde los que acuden al zoo se encaraman para
ver a los ositos. Es posible que ustedes ya sepan que los osos panda tienen -digamos- dificultades para procrear. Les cuesta en la vida salvaje que es la suya, así que imaginen en cautividad. Los osos panda tienen la misma afición al sexo que nosotros a hacer la declaración de la renta.
En China se dice que los pandas son poco juguetones en el territorio de la erótica faunística. Se dice que no despliegan sus coqueterías para el asunto sexual salvo en situaciones excepcionales. Tanto que las hembras entran en celo solo una vez al año, sólo una vez y durante un breve periodo en primavera. Las hembras panda son receptivas y fértiles tan solo en un tramo de tiempo que oscila entre las 24 y las 72 horas de las 8760 horas que contiene un año entero. Ese es el límite, poco más de 24 horas.
Ese es el marco temporal para que se dé la posibilidad de reproducción mediante el coito. Y la pareja del zoo de Hong Kong ha encontrado su momento después de diez años de esquinazos zoológicos. La lógica de la biología panda dice que los machos han de esperar todo un año a que las hembras den su consentimiento. Y la hembra de ese zoo ha dicho adelante después diez años de negativas.
Los panda solo quieren sexo cuando de verdad se llevan bien con una pareja, y eso no pasa tan a menudo. Y en cautividad todo es más complejo. Lo podemos atestiguar cualquiera de nosotros con esta reclusión por hecatombe vírica. Quien no ande estos días con algo de crispación subyacente ahí dentro es que se tiene entonces más equilibrio que Aristóteles. En cautiverio todo suele ser más complicado.
Y ocurre que menos del cinco por ciento de los pandas machos que viven en cautiverio -menos del cinco por ciento- pueden aparearse. Las hembras que viven en zoológicos en la mayoría de las ocasiones ni siquiera logran entrar en celo. Por todo ello, el sexo entre pandas sucede de un modo tan infrecuente que los otros ejemplares de la manada casi nunca son testigos de la pasión panda. Es un instante muy íntimo. Así que los panda son más bien advenedizos en los pormenores del fornicio. Y para tratar de remediarlo, en algunos lugares a los pandas cautivos les ponen lo que podríamos llamar porno panda. Es decir les ponen vídeos de osos en acción erótica. Se hace, por asombroso que resulte. Si a ustedes les parece una extraña técnica científica, puedo decirles que en ese aspecto comprendo sus escepticismos. Pero, le hecho cierto es que a esos animalicos les da pereza lo que podríamos definir como la llamada panda para el sexo.
La pareja de pandas del zoológico de Hong Kong no han necesitado ver un vídeo con pandas subidos uno encima de otro. Lo que han necesitado es no ver a nadie, a ninguna persona. Y la naturaleza ha ha obrado sus sortilegios. Sin que haya sido inconveniente ni siquiera el tamaño. Qué tamaño se estarán preguntando ustedes. Pues, lógicamente el tamaño del pene del panda. Porque resulta que biológicamente los pandas tienen uno de los penes más canijos de todo reino animal en relación a su volumen corporal.
Para que se hagan una idea, si es que hay necesidad de hacérsela, pero si la hubiera: la comparación con el pene panda sería la de un jugador de la NBA con el tamaño de pene que pueda tener una chinchilla. Las chinchillas -por si no terminan de ubicarlas- son unos malditos roedores.