CON JAVIER CANCHO

Caso Dreyfus: historia de una conspiración

De cuando Zola acusó al presidente de la República.

@J_Cancho

Madrid | 27.03.2019 11:40 (Publicado 27.03.2019 11:33)

Fue mucho lo que sucedió en el mundo durante el año 1898. Durante aquellos meses Estados Unidos le declaraba la guerra a España. Y lo hacía utilizando una mentira. Porque no fueron los españoles quienes hundieron un acorzado llamado Maine. En realidad, fue la forma terminar de hundir una potencia que había sido un imperio. Y en los últimos días de aquel 1898, se firmó el Tratado de París certificándose la pérdida para España de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Y mientras, y en paralelo a todos aquellos acontecimientos, en Francia se vivía un trance sociológico de proporciones telúricas.

El 13 de enero de 1898, Émile Zola, el autor de 'Germinal' y de 'La bestia humana' se atrevió a dar un paso que fue un ejemplo para la historia. Lo que hizo Zola fue colosal: publicó una carta en la prensa dirigida al presidente de la república. Un carta titulada 'Yo acuso'.

En esa carta dirigida acusaba a 10 personas con nombres y apellidos. Y siete de los señalados eran militares. Acusaba también a dos periódicos. Los acusaba a todos ellos de obstrucción a la justicia y antisemitismo. Zola terminaba diciendo:

"En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades de maleficencia social. Y estas líneas no son más que un medio en la búsqueda de la verdad y de la justicia. Lo imploro en nombre de la humanidad. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente. Así lo espero.

Y así sucedió, al acusador le acusaron de difamación y le condenaron a un año de cárcel y a una multa. Y Zola hubo de enfrentarse a serios problemas económicos por embargo. El pulso era superlativo. Zola había señalando al gobierno francés de intrigar junto al ejército para encubrir lo que se conoce como el caso Dreyfus. Ese caso dividió al país durante 12 años, hasta que Dreyfus fue finalmente exonerado en 1906. El pulso de Zola representó un hito en la historia del antisemitismo, convirtiéndose en un símbolo de hasta dónde llega la injusticia en nombre de la razón de Estado. Aunque, finalmente sobre la razón de Estado -aquella vez- se impusiera el Estado de Derecho.

El capitán Alfred Dreyfus procedía de una familia de judíos alsacianos, fue sentenciado a prisión -de por vida- por traición a la patria. Fue acusado falsamente de ser un espía alemán. El proceso fue manipulado para condenarle. Y así fue degradado en el Patio de Honor de la Escuela Militar de París. Le arrancaron los botones, las bandas de los pantalones y todas sus insignias. Unas 20.000 personas siguieron el acto con actitud febril. Las heridas de la guerra francoprusiana todavía estaban abiertas. Dreyfus era el perfecto chivo expiatorio. Había un ambiente racista en Francia. Dreyfus fue enviado a la terrible prisión de la isla del Diablo, en la Guayana francesa. Y fue sometido a más humillaciones en condiciones degradantes. Al final la mayor parte de su honor fue restituido. Gracias a Émile Zola. Aunque después Zola moriría en extrañas circunstancias. Mañana en Más de Uno, la segunda parte. Continuará.