EL REPORTERO DE LA HISTORIA

Melquíades Álvarez, un posibilista, accidentalista e idealista clave en la historia de España

En 'Más de uno' recuperamos la figura de Melquíades Álvarez, un abogado y político de enorme relevancia histórica en España y, por desgracia, prácticamente olvidado. De la mano de Javier Redondo Rodelas, gran conocedor de este político de la Restauración y la Segunda República, indagamos sobre su trayectoria política. ¿Por qué acabó mirando con recelo a la República? ¿Por qué las izquierdas sospechaban de él? Además, con Alfredo Merino hablamos de cómo fue la conquista del Everest, cuya primera expedición se llevó a cabo con éxito en 1953.

ondacero.es

Madrid | 13.09.2022 13:12

Un día como hoy hace 99 años, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado poniendo fin a casi un siglo de parlamentarismo español y dando comienzo a la primera de las dictaduras militares del siglo XX en España.

Melquíades Álvarez, fundador del Partido Reformista, fue entonces elegido presidente del Congreso de los Diputados. Álvarez -abogado, político y diputado- es una figura tan interesante como desconocida en la historia contemporánea de nuestro país.

Acercamiento a la monarquía de Alfonso XIII

Desde sus inicios, Melquíades es republicano y se mueve en círculos de izquierdas. Sin embargo, a partir de 1913 en la pre-guerra mundial y con la cuestión marroquí, "se va acercando progresivamente a la monarquía de Alfonso XIII", explica Javier Redondo Rodelas, profesor en la Universidad Francisco de Vitoria y experto en Melquíades Álvarez.

En ese momento, Melquíades "abandona las posiciones más doctrinales del republicanismo y se da por posibilista y por accidentalista", cuenta Redondo. Posibilista se traduce como "realista", pues aboga por adoptar las soluciones más realistas de acuerdo a las circunstancias del país, y "accidentalista" porque le parece secundario si el Estado es monarquía o república.

Posibilista, reformista, idealista, regeneracionista...

En definitiva, se le podría definir políticamente como "posibilista y accidentalista, reformista, autonomista, idealista y regeneracionista", comenta Redondo, entre sus múltiples etiquetas.

Como autonomista, entiende que "la democracia es orgánica" y, por tanto, las autonomías ejercen su función. Además, es parlamentarista porque defiende la división de poderes por encima de todo. Asimismo, "era un elitista", que defendía que "los cambios los deben proponer las élites".

Uno de sus últimos errores fue interpretar los resultados electorales en clave republicana

Según Javier Redondo, uno de los últimos errores que cometió Melquíades fue "interpretar los resultados electorales en clave republicana y entender la derrota en función de la victoria republicana en las grandes ciudades", olvidándose de la victoria monárquica en las zonas rurales.

Receloso con la Segunda República

Durante la Segunda República, la influencia política de Melquíades Álvarez fue mucho menor. Desde el año 1932, cuando cobró fuerza el anticlericalismo, Melquíades "mira con recelo a la República" pero fundamentalmente en 1934, cuando apresan a algunos amigos suyos en Asturias e incluso su casa es asaltada, "toma mucha distancia".

Además, su despacho de abogados asumió la defensa de Primo de Rivera cuando fue apresado en 1936 y fue estigmatizado por ello. Melquíades seguía siendo de izquierdas, pero "se produjo un giro paulatino" que le llevó a ser buscado, detenido y encarcelado en la Cárcel Modelo de Madrid, donde fue asesinado durante el asalto. "Le atravesaron la garganta con una bayoneta, se ensañaron con él", dice Javier Redondo de quien era "un anciano y un hombre bueno".

La conquista del Everest, el techo del mundo

En 1953 se produjo un logro histórico, realizado por un neozelandés y un nepalí: la conquista del Everest, el techo del mundo. Aquello fue recibido como un grandísimo regalo para toda la sociedad británica, pues el neozelandés, Edmund Hillary, pertenecía a la Commonwealth.

En aquella época, la exploración, especialmente para los británicos, "era un asunto primordial, de orgullo, y los exploradores eran los grandes héroes", cuenta Alfredo Merino, gran aficionado al alpinismo y la montaña y autor de varios libros, entre ellos 'Everest: cincuenta años de escaladas, misterios y tragedias'.

Tras perder la conquista de los dos polos, que supuso un trauma nacional para Reino Unido, se empeñaron en conquistar "el tercer polo; el Everest". Tardaron 30 años hasta lograrlo, pero en 1953 se montó una enorme expedición "como nunca se había hecho" y, paradójicamente llegaron un sherpa y un sencillo apicultor.