Opina que "hay que tener paciencia" porque es una situación que supera la ficción y va mejorando cada día la organización y coordinación. "El ratito de protesta es un ratito. La calidez humana de todo el mundo que trabaja en IFEMA es lo que me hace volver cada día: los vigilantes, la UME, la BRIPAC, el personal de limpieza, los compañeros, los voluntarios que nos dan el café…"
"En IFEMA siempre hay alguien que encuentra una solución a un agujero. Si no hay una vara para gotero, siempre hay alguien que encuentra un palo de escoba", asegura. Explica que "no hay nadie que no esté aportando. Está todo el mundo volcado. Ha tenido que venir un virus canalla para que saquemos nuestros mejores valores".
Además, cuenta que el piloto del vuelo de Iberia procedente de Shanghái con material sanitario es su marido y por ello sabía que el material llegaría esta mañana.
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