Con solo 25 años, el periodista Sergi Moyano Hurtado ha publicado uno de los debuts del año, 'Operación Apolo', De cómo ETA secuestró al rey de los helados (Libros del K.O.) no es un ensayo cualquiera sobre la violencia en la Transición. Es un thriller periodístico, un retrato coral y humano de un secuestro poco conocido con un testimonio en exclusiva.
El 27 de noviembre de 1981, siete miembros del grupo ETA político-militar retuvieron durante tres meses al empresario valenciano Luis Suñer, propietario de Avidesa, una de las marcas de helados más importantes de España. Suñer apareció en las listas de grandes contribuyentes publicadas por Hacienda. Eso fue suficiente para que el comando viera en él un "objetivo rentable".
Lo que parecía ser un golpe sencillo acabó convertido en un secuestro largo, torpe y lleno de giros, ocultamientos y llamadas falsas que descolocaron por completo a las autoridades.
Todo empezó con un café
Moyano, que se encontraba todavía estudiando la carrera, llegó a esta historia por casualidad. "Estaba tomando un café con una conocida y me contó que había sido amiga de un chico que participó en el secuestro. Le confesó que fue uno de los miembros del comando. Empecé a tirar del hilo… y llegué hasta él", explica el autor.
Ese testimonio fue clave. Xavi, nombre ficticio, un madrileño que fue militante de ETA y accedió a contarle su historia en una entrevista en exclusiva de más de seis horas que el periodista describe como “una catarsis”. Fue la primera vez que hablaba abiertamente de lo ocurrido. Su relato, sin tapujos, revela no solo los entresijos del secuestro sino también el lado más íntimo y contradictorio de los protagonistas.
Un pequeño negocio fue la tapadera del crimen
El comando, compuesto por siete personas, tenía una mezcla tan variopinta como inquietante: jóvenes desencantados con la Transición, militantes armados con muertos a sus espaldas… y también historias personales. Una de las más sorprendentes: Xavi, el testimonio principal del libro, mantenía una relación con otro miembro del comando, Nel·lo. Juntos soñaban con montar un negocio. Ese negocio acabaría siendo la tapadera perfecta para esconder a Suñer durante más de dos meses. Lo retuvieron en un zulo de apenas dos metros, construido en el patio interior del local.
La escena inicial del secuestro no tiene desperdicio. Cuando los encapuchados irrumpen en el despacho de Suñer, él cree que son sus nietos gastándole una broma de carnaval. Su jefe de compras piensa que son falleros por lo jóvenes y educados que parecen. Pero pronto la realidad se impone.
Operación Apolo no se limita a relatar los hechos. Reconstruye con detalle la inestabilidad política de la época, el crecimiento de ETA fuera del Euskal Herria y con militantes no vascos, especialmente en el Levante, y muestra cómo la desinformación y las falsas pistas complicaron la investigación: desde botellas lanzadas con mensajes que apuntaban a Palamós hasta coordenadas que llevaban... al desierto del Sáhara.