Adriana Ruiz tiene 20 años, es de Paraguay, llegó a España con 13 años y vive con su hijo David de tres años, un pequeño niño rubio con autismo, en el Proyecto Fundación Acogida, un centro de acogida para mujeres en situación de vulnerabilidad en el barrio de San Blas.
La pandemia le quitó el trabajo, los estudios y a su hijo, pues lo tuvo que dejar bajo la tutela de un centro de menores porque no podía hacerse cargo de él económicamente; una situación que la impulsado a luchar por él y, finalmente, ha conseguido llevarlo con ella al Proyecto Fundación Acogida.
Adriana cuenta que, antes de llegar a este centro de acogida, vivía en la Residencia Norte con su hijo, pero su estancia allí estaba llegando a su fin. "Estaba sin trabajo, no sabía dónde ir con el niño y la situación que se me venía era muy grande porque soy madre soltera", relata.
Para la joven madre eran unos momentos "muy duros", pues se veía "en una situación de calle", por lo que decidió pedir ayuda a la Comunidad de Madrid. Desde el Ejecutivo regional le ofrecieron una plaza en un centro de acogida para su hijo, lo que supuso "una ayuda", pues "no podía estar en la calle con el niño".
Con la llegada de la pandemia, Adriana y David dejaron de verse, pues la residencia suspendió las visitas por motivos de seguridad, una medida que se alargó en el tiempo desde marzo hasta junio.
Desesperada y con la tristeza de no poder ver a su hijo, tuvo la suerte de conocer a una chica que estaba en su misma situación. Ella fue quien le remitió al Proyecto Fundación Acogida, donde ahora reside.
"Fue maravilloso volver a verlo y volver a estar con él. Fueron momentos muy duros, pero ya estamos juntos, que es lo importante", celebra Adriana. Y, para el próximo 2021, desea el final de la pandemia, "un buen trabajo" y poder tener casa propia en la que vivir con su hijo.