El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Palma decidió ayer no ratificar el confinamiento forzoso de parte de los jóvenes aislados en el hotel Palma Bellver por el 'macrobrote' asociado a viajes de fin de curso a Mallorca. En total, son 230 los jóvenes que han pasado estos últimos días encerrados en el hotel y a los que ahora las autoridades trasladarán en un ‘barco burbuja’ hasta Valencia, donde quedarán a cargo de los gobierno autonómicos de sus comunidades de residencia.
La juez Martín argumentó que el Govern de Baleares no ha demostrado que estos estudiantes sean contactos estrechos con los jóvenes contagiados en el brote detectado, y considera que es desproporcionado al limitar un derecho fundamental.
"Nadie ha hablado con nosotros"
En Más de uno hablamos con María y Alejandra, dos estudiantes que están embarcando en ese ferry que les llevará hasta el puerto valenciano donde les realizarán una prueba a su llegada.“Nadie ha hablado con nosotros, sólo nos han dicho que volvemos en ferry, nada más”, comenta María que ha recibido toda la información por parte de su monitor y a través de las redes sociales. Ambas son sinceras y cuentan que, aunque cumplieron con las medidas de seguridad, hablaron con otros jóvenes de diferentes grupos y zonas de España, porque "al fin y al cabo, la gente viene aquí por la fiesta y a hacer amigos".
A las dos les hicieron una PCR en Mallorca, cuyo resultado fue negativo y, por eso pueden volver ahora a sus casas. “Cuanto antes salgamos de allí mejor”, dice Alejandra, que llegó a Mallorca el 23 de junio. El 27 fueron a buscarles a su hotel en ambulancia y les dejaron confinados en el hotel Bellver hasta hoy.
“No sabíamos que el brote era para tanto, nos enteramos de los contagios cuando estábamos de camino a Mallorca”, explican las jóvenes. A María y su grupo, de Coruña, les recogerán en Valencia diferentes autobuses para trasladarles a Galicia si dan negativo en la prueba. Alejandra, de Madrid, cuenta que el gobierno de la Comunidad de Madrid enviará un equipo sanitario para recogerles.
Por otro lado, Diego está a punto de embarcar en un avión con destino a Granada, su ciudad. El 23 de junio llegó con su grupo de amigos a Mallorca, “los primeros días todo estuvo más calmado, pero a partir del 26 llegaron las ambulancias, y aumentó la presencia de policías y guardia civil por la zona de los hoteles”, dice mientras se queja de que les confinaron “con un criterio un poco arbitrario”. Sus días confinados los pasaron viendo la tele y con el móvil, y hasta ayer no recibieron prácticamente noticias sobre su situación porque los teléfonos de información estaban saturados.
Estudiantes que ya han regresado a sus casas
Leire llegó anoche en avión a Bilbao. Su grupo de amigos tenía un avión a las ocho de la tarde y cuando se publicó la resolución de la juez, “preparamos las maletas rápido, nos facilitaron unos taxis y corrimos al aeropuerto por si nos daba tiempo a coger el avión”, explica la joven. Ellos llegaron a Palma el 25 de junio y el día 26 les confinaron. “No nos dio tiempo de conocer a nadie ni de ir a ningún evento, pero sí tenía miedo de haberme contagiado sin saberlo”, dice Leire a la vez que asegura que esta experiencia no se le va a olvidar en la vida.