Cristina Cervera es abogada, tenía 34 años cuando se enteró de lo que le pasaba después de permanecer más de tres semanas en coma. Padecía la enfermedad SHUa, el síndrome hemolítico urémico atípico, una enfermedad rara que afectaba sobre todo a los niños. Ahora, ha narrado su experiencia en un libro que se titula 'Yo y la SHUa, una lección de vida'.
Todo empezó en el verano del 2016, cuando estaba embarazada de 34 semanas y un día cualquiera comenzó a sufrir un fuerte dolor abdominal y diarrea. Inmediatamente acudió al hospital para tratar lo que en principio diagnosticaron como un cuadro diarreico.
"Cuando desperté del coma no sabía ni en qué año estaba ni podía expresarme"
"Cuando desperté del coma no sabía ni en qué año estaba ni en qué situación me encontraba. Me di cuenta de que no podía mover los dedos, ni las piernas ni expresarme correctamente, y entré en pánico", explica Cristina sobre cómo fue aquella situación, de la que, sin embargo, sí recuerda cómo fue el parto de su hija, un parto complicado pero que, por fortuna, salió bien.
A pesar del enorme susto que se llevó, Crisina decidió "tirarse a la piscina" y enfrentar la nueva situación como mejor podía. "Entendí que lo había perdido todo, acepté la situación e intenté poco a poco ganar más movilidad, hablar y escribir", dice de su recuperación, que cuenta al detalle en su libro.
Entendí que lo había perdido todo, pero que tenía que recuperarlo todo de alguna manera y que tenía que luchar por mi hija y por mí
El daño cerebral que sufrió se concentró en la parte izquierda de su cerebro, y le afectó especialmente al lenguaje y la memoria de atención. Al salir del coma, Cristina tuvo afasia, una alteración del lenguaje que provoca que "tú no puedes expresar lo que quieres decir, sabes lo que quieres decir, pero no me obedece mi boca".
El reencuentro con su hija: "Para mí eso fue el cielo"
Uno de sus mayores miedos y preocupaciones al despertarse del coma era qué había pasado con su hija Cloe, que nació prematura. Cristina agradece a los médicos del hospital que le llevaron en silla de ruedas hasta donde se encontraba su bebé; "para mí eso fue el cielo", recuerda ahora.
A partir de entonces fue cuando verdaderamente entendió la situación y decidió que lucharía por su hija y por ella: "Allí entendí que lo había perdido todo, pero que tenía que recuperarlo todo de alguna manera".