Mary, su vicepresidenta, dice que cuidan de 400 animales y que nunca antes habían visto a un estado tan lamentable. Sus pezuñas eran muy pesadas para un pony tan pequeño y giraban varias veces. Poly no podía ni caminar.
Por eso lo primero que hicieron fue llamar a su herrero. Después le cortaron el pelo y le dieron un baño. Era la primera vez en su vida que Poly recibía cariño. 4 meses después, dio el cambio que se esperaba: ahora sabe lo que quiere y es muy bueno con la gente, según dicen sus cuidadores. Un veterinario le visita una vez al mes para seguir su buena evolución. Sus ojos brillan y sus pezuñas vuelven poco a poco a su estado natural.
"Ahora cuando le ves en el campo, es como cualquier otro pony, puede comer, caminar, dar un paseo, sus pequeñas orejas están en su sitio". Es feliz, cuenta su veterinario. Su vida mejoró más aún el día que encontró a una nueva amiga…Se llama Lola y nació a los pocos días de que Poly llegara allí. Ahora van juntos a todas partes. Para la protectora, es increíble ver cómo un animal que ha sido tan mal tratado por el ser humano vuelve a confiar en él.
