Forma parte de un innovador programa de aprendizaje de una escuela del Bronx que busca integrar a través del hip-hop a jóvenes que no responden a mecánicas educativas tradicionales. La llamada “terapia hip-hop” les ayuda a expresar su día a día en un barrio donde la pobreza y el crimen son el pan de cada día y a conectar con sus profesores de una forma más apetecible.
“Es una historia real que habla de gente que hizo lo que no debía y fueron detenidos, y uno de ellos fue a prisión, donde no hay ninguna libertad”, asegura otro de los chicos que están en el programa, que se aplica ya en otras partes de Estados Unidos y que les motiva también a aprender matemáticas o los versos de Shakespeare.
Esta terapia no es nueva pero sí está ganando terreno a la vez que aumenta el debate sobre el trato psicológico que reciben algunos jóvenes estadounidenses. En algunos colegios hay hasta 500 estudiantes apuntados a ella “Es lo mejor que me ha ocurrido y verlo en la escuela y formar parte de ello también. Si la música no existiera, el mundo sería diferente”, comenta este otro joven. Uno de los impulsores de este programa, el profesor Ian Levy lo ha incluido en su tesis doctoral.
También ha conseguido fondos para que los estudiantes grabaran un disco con su visión musical de los abusos policiales contra hombres negros en el país.