Deben saber montar antes de conducir un coche, porque así aprenden la base de la seguridad", explica Elta. "También te da equilibrio y un poco de libertad". Las dos bicicletas fueron donadas a los servicios sociales para los niños pero desde la comunidad decidieron darle una sorpresa, con el apoyo de su hija, Marlene.
Cuenta Marlene que durante su infancia, si Elta recibía un libro por Navidad, ya podía sentirse afortunada, porque la tía que la crió no tenía mucho dinero y era una suerte tener comida en casa, por lo que no oyó hablar nunca ni de bicicletas ni de regalos especiales.
Entonces, la semana pasada, las responsables de la comunidad utilizaron una con un asiento acoplado en la parte delantera para Elta y recorrieron el vecindario. La mujer dio así el primer paseo de su vida en bicicleta con una sonrisa en los labios y con su casco.
A su edad, es lo más cerca que va a estar de montar en una. De hecho se puso muy nerviosa y pidió un casco porque dijo que lo primero que uno se golpea al caerse es la cabeza.
Elta disfrutó el paseo, aunque bromeó con la idea de pedir más deseos. Eso sí, si tuviera que elegir otro, lo tiene claro: conducir un coche