"Hay momentos en los que es difícil de soportar. A mi madre no le gustaría verme así, débil" dice Ri Ryo Gun. Su separación comenzó cuando Kim fue a China en 2011 para visitar a familiares y curarse una enfermedad hepática. Los médicos la pidieron dinero por adelantado que ella no tenía. Un estafador se ofreció a ayudarla para buscar trabajo en Corea del Sur pero terminó detenida y condenada a dos años de cárcel por fraude y espionaje. Desde entonces no ha podido comunicarse con su familia ni por carta.
"Lo siento mucho", dice Kim en un vídeo que la CNN ha podido enseñar a su familia, "estoy muy orgullosa y agradecida de veros a todos crecer confiados y con éxito. Os echo mucho de menos". Ri tenía 17 años la última vez que vio a su madre. Con 23, se ha graduado en ciencias culinarias y ha conseguido su primer trabajo en un restaurante. Kim también echa de menos a sus padres.
"Es la primera vez que la veo en 6 años", dice el padre de Kim. Su madre ha perdido la visión de un ojo pero tiene la esperanza de volver a ver a su hija antes de quedarse totalmente ciega.