Cada vez que tiene que trabajar, le ponen sus gafas protectoras bien ajustadas bajo sus orejas y cuatro botines todo terreno para evitar que se haga daño entre los escombros. Ella agita la cola mientras pone en alerta su agudo olfato canino y le colocan el chaleco.
Frida espera jubilarse el año que viene, cuando cumpla 8 años de edad, con hazañas memorables como su presencia en desastres naturales en Ecuador, Guatemala y Honduras o el haber salvado la vida a 56 personas en toda su carrera.
Cuando llega al destacamento con su arnés militar, muchos uniformados dejan la rigidez castrense y corren a acariciar y abrazarla para hacerse fotos con ella. Cuentan que les aporta alegría, ternura y esperanza. Es tan aclamada entre sus colegas como en las redes sociales y los medios de comunicación. Incluso hay quien se ha tatuado su imagen en un brazo. Su vida ha inspirado libros, muñecos, proyectos solidarios e incluso piñatas para cumpleaños infantiles. Uno de ellos es un cuaderno de colorear que explica a los niños la labor de rescate de los héroes de cuatro patas.