Cuenta que hay un motivo que se repite en todo el arte del pueblo Ndebele. Los cuadros, las casas, los jarrones, e incluso las mantas tienen dibujos parecidos. Tradicionalmente hacían pintura con cinco tipos de tierra. Los colores eran rojo, negro, naranja, blanco y azul, que mezclaban con estiércol de vaca para espesarlos. Dice que se toma muy en serio su trabajo, porque quiere mantener viva su cultura para los niños. Para Esther lo más importante es que la obra llame la atención. Siempre ha querido hacer cosas bonitas.
"Cuando pinté un BMW Serie 5 usé lo que tenía en mi corazón y en la cabeza, inspirándome en los diseños tradicionales de mi tribu".
Y es que Esther, de 81 años, colaboró con la marca de coches hace 25 años y hoy lo ha vuelto a hacer, además de prestar su arte a muchas otras compañías. Dice que ahora por su fama la visita gente de todo el mundo para aprender a dibujar y a pintar con ella
Lo llevo en la sangre. Nada me impedirá jamás seguir pintando y dibujando hasta que se muera.