LOVIN' YOU CON NACHO VIGALONDO

Sexo, cámaras y Tamara: entre el delirio pop y la ternura queer

Esta semana en Lovin’ You nos despedimos de temporada a lo grande: con Nacho Vigalondo hablando de sexo, deseo y Yurena, con Clelia Morales desmontando tabúes sobre la menopausia, y con el periodista Gonzalo Sánchez revelando las oscuras verdades de las “terapias” de conversión LGTB dentro de la Iglesia. Como siempre. tenemos a nuestra sexóloga Almudena M. Ferrer y a nuestro experto en juguetería erótica Óscar Ferrani. Un episodio para besar con los ojos cerrados, mirar de frente el cuerpo real, y hablar de todo lo que nos da miedo sentir.

ondacero.es

Madrid |

Cerramos los ojos al besar porque el deseo no quiere testigos. Porque sentir, a veces, solo ocurre cuando dejamos de mirar. En el último episodio de esta temporada de Lovin’ You, nos entregamos a una noche donde el sexo, la imagen y el cuerpo se entrelazan con la memoria, la vergüenza y la potencia de atreverse a ser.

Nacho Vigalondo se sienta en el sofá para hablarnos de su nueva serie sobre Yurena, icono queer, fenómeno pop y superviviente mediática. Con humor y lucidez, el director nos cuenta cómo se erotiza el kitsch, qué hay de deseo en el personaje de Tamara, y por qué su historia merece ser contada sin cinismo ni vergüenza. Una charla brillante sobre intimidad, morbo y ternura en el lugar menos pensado.

Clelia Morales, fundadora de Menopausia Positiva, pone palabras a una etapa que el mundo ha querido silenciar. Hablamos de placer sin reglas, de cómo se transforma la sexualidad tras los 50, y de por qué la menopausia no es una retirada, sino una revolución interior.

Gonzalo Sánchez, periodista, expone uno de los relatos más duros del año: cómo ciertos sectores de la Iglesia siguen intentando “curar” la homosexualidad en jóvenes con métodos encubiertos bajo el disfraz de “acompañamiento espiritual”. Una entrevista necesaria, cruda y profundamente humana.

Y entre canción y canción, hablamos también de dickpics como síntoma, del miedo masculino a ser mirado con otros ojos, y del deseo que no entra en los márgenes de lo normativo.

Un cierre de temporada honesto, valiente y a corazón abierto. Porque besar, en el fondo, siempre fue una forma de decir: “confío en que no me vas a romper”.