Elizabeth Bathory, la condesa sangrienta, es conocida en todo el mundo como la mujer más cruel y asesina de la humanidad. Cuenta la leyenda que torturaba con prácticas inhumanas a la servidumbre y que se obsesionó con su belleza cuando falleció su marido.
La condesa, que provenía de una familia endogámica y que tonteaba con la magia negra, se rodeó de un grupo de brujos y alquimistas que le aconsejaron bañarse en sangre de vírgenes para mantener la piel más tersa.
Aunque la maldad de Elizabeth Bathory sea una evidencia por los claros maltratos a la servidumbre, la leyenda podría haber sido exagerada, manipulada o incluso falsa, por intereses políticos y territoriales de parte de su tío, el rey Matías II de Hungría.