ENCUENTROS CERCANOS

Jesús Martínez Frías: "Los aerolitos provenían de la atmósfera"

Entrevista al investigador Jesús Martínez Frías.

ondacero.es

Madrid | 27.06.2021 13:40 (Publicado 27.06.2021 13:39)

Era el 10 de enero de 2001. Estamos en Tocina (Sevilla). Algo golpeó el techo del coche. Aquello no podía haber procedido de otro lugar que no fuera el cielo. Era un piedra de hielo, blanca como la nieve, rocosa y dura, y de más de dos kilos de peso. Fue el comienzo de una fiebre sin par que durante más de dos semanas tuvo a España en vilo. Un día sí, y otro también, se produjeron episodios similares. En total se registraron más de cien casos…

A medida que se produjeron los casos, los medios de comunicación empezaron a hacerse eco de la oleada de bloques del hielo que caían del cielo. Hasta tal punto llegó la alarma social que las autoridades tuvieron que intervenir y se nombró una comisión en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para investigar los hechos y averiguar cuál era el origen y naturaleza de aquellos bloques del hielo. Al frente de ese grupo de estudiosos, el gobierno puso al geólogo Jesús Martínez Frías, con quien charlamos en La rosa de los Vientos.

A medida que pasaron los días la expectación fue cada vez mayor. Los aerolitos de hielo cayeron en casi todas partes. Los expertos del CSIC articularon todos los mecanismos administrativos posibles y cada Delegación del Gobierno en las diferentes provincias españolas coordinó la recogida de los restos. Gracias a ello, un buen número de aerolitos fue a parar a una inmensa cámara frigorífica en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Allí, físicos, químicos, meteorólogos y especialistas en diversas ciencias comenzaron a estudiar uno tras uno cada bloque.

Quien más, quien menos, mientras los científicos examinaban las muestras, expuso su propia opinión a propósito del fenómeno. Todos opinaban. Todos hablaban. E inmediatamente, entre los “expertos” se abrió una brecha en donde la polémica fue moneda común. Por un lado, se encontraba el sector que asegura que se trataba de un fenómeno conocido y con antecedentes, pero sin explicación.

Lo más granado de los especialistas españoles se pusieron manos a la obra. Encabezaron los trabajos Fernando López Vera, catedrático de Hidrología de la Universidad Autónoma, Miguel García Guerrero, vicepresidente del CSIC, y especialmente, el Jesús Martínez Frías, que ha llegado a trabajar para la NASA en diferentes misiones espaciales que han tenido como objetivo buscar rastros de vida.

Según las primera conclusiones de los científicos una parte de los aerolitos eran auténticos, sin embargo, el fenómeno que los generó seguía siendo un enigma sin explicación. Pasadas unas semanas, los aerolitos dejaron de caer, aunque la oleada se extendió a países como Italia o Canadá. Cuando se produjo la oleada de enero de 2001 se había detectado en el cielo un fenómeno inquietante: una capa de las atmósfera denominada tropopausa había descendido de nivel, una constante que se asocia al daño medioambiental provocado por el hombre. Eran lágrimas del cielo…