La decisión del Gobierno iraní de suspender toda cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) marca un nuevo punto de inflexión en la crisis nuclear de Oriente Próximo, tras semanas de ataques israelíes y estadounidenses contra instalaciones clave del programa atómico iraní.
La medida, ratificada por el presidente Masoud Pezeshkian, implica la expulsión de los inspectores internacionales y eleva la tensión en una región ya al límite, mientras expertos advierten de un retraso significativo en las capacidades nucleares de Irán y la comunidad internacional teme un nuevo ciclo de opacidad y escalada militar. El politólogo italiano y experto en programa nuclea, Emmanuele Ottolenghi, ha expuesto en La Brújula con Rafa Latorre los motivos detrás de este hecho.
Irán cierra la puerta a la inspección internacional tras los ataques
El Parlamento y el Consejo de Guardianes iraníes aprobaron la ley que suspende la cooperación con el OIEA, alegando la necesidad de garantizar la seguridad de sus instalaciones y en respuesta directa a los bombardeos israelíes y estadounidenses sobre Natanz, Isfahán y Fordo. El Ministerio de Exteriores iraní reconoció que las instalaciones de Isfahán han resultado "muy dañadas", mientras que la televisión estatal confirmó la promulgación de la ley que prohíbe la entrada de inspectores internacionales salvo autorización expresa del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
Según Ottolenghi, la decisión responde a tres posibles estrategias.
"Irán podría querer ocultar el nivel real de daño sufrido, utilizar la situación como herramienta de presión en futuras negociaciones, o evitar que la comunidad internacional conozca el estado actual de su programa de enriquecimiento de uranio", expuso.
Daños graves y retraso en el programa nuclear iraní
Las imágenes satelitales y las evaluaciones preliminares confirman la magnitud de los daños infligidos por los ataques aéreos de Israel y Estados Unidos. Según Ottolenghi, "probablemente se ha destruido la totalidad de las centrifugadoras instaladas en Natanz y Fordo, así como elementos clave de la cadena de producción de una bomba nuclear". El experto subraya que no solo se han atacado instalaciones de combustible nuclear, sino también fábricas de centrifugadoras y componentes esenciales del programa militar, además de la eliminación de científicos responsables de la vertiente militar del proyecto.
"El retraso en el desarrollo nuclear de Irán será seguramente importante", apunta Ottolenghi, aunque advierte que la propaganda del régimen puede intentar minimizar el impacto real de los ataques.
El futuro de la vía diplomática y la amenaza regional
La comunidad internacional insiste en la necesidad de retomar la vía diplomática, aunque Ottolenghi recuerda que los antecedentes de Irak y Siria demuestran que la diplomacia fracasó en frenar programas nucleares en la región, siendo las acciones militares las que pusieron fin a esos desarrollos. "Irán está ahora muy vulnerable, tanto por los daños materiales como por la presión interna. El objetivo principal del régimen es su supervivencia, lo que podría abrir una ventana para una solución negociada basada en transparencia total y garantías para el régimen", señala el experto.
Para Israel, la posibilidad de que Irán logre armas nucleares es una "amenaza existencial", razón por la que ha justificado sus ataques. Ottolenghi advierte además que la amenaza se extiende a los países árabes del Golfo y a Europa, dada la capacidad iraní de desarrollar misiles balísticos de largo alcance y su ambición hegemónica en la región.
Preocupación internacional y riesgo de escalada
El portavoz de la ONU calificó la decisión iraní de "obviamente preocupante" y reiteró el llamamiento a Teherán para que reanude la cooperación con el OIEA. El director del organismo, Rafael Grossi, ha solicitado retomar el diálogo y las inspecciones, pero hasta ahora no ha recibido respuesta de las autoridades iraníes.
La suspensión de la cooperación internacional y la opacidad sobre el estado real del programa nuclear iraní alimentan el temor a una nueva escalada militar y a la proliferación nuclear en una de las regiones más inestables del planeta.